Las feministas, siempre delante de las instituciones, en 1981 eligieron el 25 de noviembre como el día internacional de la No Violencia contra las Mujeres durante el primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en memoria de las hermanas Miraval Minerva, Patria y María Teresa, asesinadas ese día por Rafael Leónidas Trujillo.
18 años más tarde, la ONU designó el 25N como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
¿Qué ha cambiado desde entonces? ¿Por qué en tiempos de paz se sostiene una guerra soterrada contra las mujeres?
Es buen momento para reflexionar y tomar acción a favor del derecho de las mujeres hacia una vida libre de violencia.
En nuestro país han sido asesinadas luchadoras sociales como Bety Cariño en Oaxaca; periodistas como Regina Martínez o Miroslava Breach.
En Torreón hemos lamentado las muertes de muchas mujeres; entre una larga lista: tres hermanas trabajadoras del sector salud o, apenas el mes pasado, cuatro integrantes de una misma familia en el vecino San Pedro, sin olvidar las múltiples jóvenes y niñas asesinadas a lo largo y ancho de Coahuila, en esta interminable violencia contra las mujeres.
Como sociedad, trabajamos, pensamos, vivimos con el machismo integrado, completamente introyectado.
Percibimos a las mujeres como seres de segunda, creemos deben cumplir los roles que les impuso la sociedad machista: ser esposas y madres, ejercer el trabajo de cuidados -a libre demanda- como único destino.
La cosificación de las mujeres y la creencia de que sus cuerpos les pertenecen a los hombres como objetos, para uso, abuso y deshecho, perpetúan la pedagogía de la crueldad de la que habla Rita Segato.
Llegó el momento. Como sociedad tenemos que reflexionar en la educación diferenciada que impartimos a niñas y niños.
Necesario preguntarnos qué podemos hacer para tomar parte activa en desmontar el machismo, ya que éste mata.
Nos toca a la ciudadanía, toda, monitorear a las autoridades, señalar lo que no funciona y, además, aportar propuestas.
Del lado Gubernamental, hay muchos asuntos qué afinar, empezando por la capacitación especializada en temas de derechos humanos, Igualdad y no discriminación, derechos sexuales y reproductivos, con perspectiva de género, dirigida a los primeros respondientes, incluyendo a todo el funcionariado competente en prevención, atención, sanción y erradicación de la violencia contra las mujeres.
Hagámoslo posible.