Soy tu hombre, de la directora alemana Maria Schrader, una multipremiada película de 2021, llegó a la cartelera de Guadalajara. En México también se distribuye como **I am your man ya que el título alemán **Ich bin dein Mensch es difícil de traducir. Mensch sí se traduce como hombre, pero en el sentido de ser humano y no como género masculino y quizás sería poco atractivo tener en cartelera una película con el título Yo soy tu ser humano. Además, tanto la historia como los temas y cuestionamientos del filme sí giran alrededor de perspectivas femeninas y masculinas sobre la vida, la pareja y la historia de humanos y robots humanoides que pretenden ser incluidos en la especie humana.
La protagonista de Soy tu hombre es Alma, una científica experta en escrituras cuneiformes que dirige un equipo de investigadores del museo arqueológico Pergamon de Berlín que descifran piezas de arcilla en busca de jeroglíficos que indican que los sumarios de la antigüedad no sólo escribían datos sino también mensajes poéticos. ¿Cuándo empezó el ser humano a expresar por escrito discursos poéticos y narrativos?, se preguntan. Para pagar los estudios del pasado, Alma se compromete con la ciencia del futuro. Firma el compromiso de servir de dictaminadora para la certificación de una nueva generación de robots androides para los que los creadores exigen leyes que les aseguren un trato de seres humanos, es decir derechos laborales, seguridad social, pensión etc. El robot asignado a Alma está construido especialmente para ella y cubre todos los atributos que ella, como mujer madura sin pareja, puede esperar de un compañero que la hará feliz.
Y sí, el robot Tom (Dan Stevens) con el que Alma convivirá tres semanas, es un androide atractivo, con ojos azules y comportamiento culto, seductor y atento a los deseos de Alma. Sus constructores, sin embargo, no tomaron en cuenta que Alma, una profesionista exitosa, no quiere ser seducida, ni necesita de piropos ni estrategias románticas para cumplir con la tarea de examinar el robot. El humor y la finura con los que la directora Maria Schrader, su coguionista Jan Schomburg y los actores Maran Eggers (Alma) y Dan Stevens (Tom) desarrollan las situaciones entre dos personajes tan disparejos como Alma y Tom, prueba que la ligereza narrativa no está peleada con la profundidad.
Al narrar el desarrollo de la relación entre Alma y Tom, el filme se mofa de la Inteligencia Artificial y su simulación de lo humano, la infantilización por la televisión y el TikTok, la idealización de la pareja y la familia y los prejuicios convencionales que todavía persisten en cuanto a los sueños y necesidades de la mujer. Lo que aborda con seriedad es la necesidad de estudiar el pasado para entender el presente y prepararnos para el futuro y la búsqueda de la esencia de lo que nos hace humanos. No es poca cosa para una comedia que fluye con ligereza y elegancia.