Ilusos quienes pensábamos el domingo por la tarde que el Presidente de la República cambiaría de estrategia. ¿Dónde está ese político que durante muchos años supo denunciar la rapacidad con la que se manejaban los recursos públicos en México? ¿Dónde está esa izquierda moderada, que con estrategia y sensatez busca acotar la distancia entre los ricos y pobres de este país?
¿Dónde está ese líder que hizo frente a las adversidades del sistema político mexicano? Es ese político el que ahora dista de ser el estatista que el país necesita.
Pareciera ser que AMLO va solo, sin gabinete, en donde millones de mexicanos estamos a la merced de sus ocurrencias en medio de una crisis humanitaria. Quienes lo acompañan caen en el fanatismo partidista, esos cuantos que buscan beneficiarse de un sistema político que tiene muy poco que ofrecer al resto de los mexicanos. Mientras los ministros de energía del G20 se encuentran próximos a reunirse para buscar alternativas y soluciones ante la crisis, en México la secretaria de Energía publica una foto de una calle pavimentada en Dos Bocas, en donde por cierto, anteriormente se encontraban manglares.
Y es que no hay proyecto económico, no hay planeación, no hay estrategia, no hay indicadores oficiales que se asemejen a la realidad que todos conocemos.
Por otro lado, la perspectiva global sobre México en estas últimas semanas ha venido a la baja. En un mundo de apertura comercial, las decisiones que se toman en un país afectan al país vecino y a otros cuantos en donde hay vínculos socioeconómicos. Las decisiones de AMLO tendrán repercusiones más allá de la extensión territorial y vendrán imposiciones severas para el país desde afuera.
La calificación soberana no tarda en degradarse aún más, el peso seguirá perdiendo poder adquisitivo frente al dólar y la crisis económica interna ante la falta de apoyo a las pequeñas y medianas empresas, se intensificará.
Los 65 mil millones de pesos de ahorro que anunció el presidente para Pemex es una medida intranscendente, no representa ni el 19% de las pérdidas de la empresa productiva del Estado durante 2019.
Las cifras que comparten no cuadran. Su plan de refinación no es realizable. Si tomamos en cuenta la producción promedio por parte de Pemex (sin tocar el tema del precio) para alimentar el sistema nacional de refinación, no es suficiente y, si lo fuera, el petróleo para la exportación se reduciría drásticamente.
¿Quién le lleva esa información al presidente? ¿Desde cuándo es normal subir al estrado más importante de nuestro país y pregonar con información falsa y anunciar metas inalcanzables?
Hoy nos habremos de dar de cuenta que ni las ideologías políticas ni los partidos son la vía para alcanzar a ese México próspero. Ese partidismo político cada vez se aleja más de las necesidades de los ciudadanos. No es el partido político el que hace la diferencia, sino las reacciones colectivas de las personas.
Es momento de ciudadanizar los espacios públicos importantes de nuestro país para generar bienestar. Diversos países en el mundo han mitigado el impacto de la pandemia con éxito. El común denominador no ha sido el sistema político, ni la ideología o división de sus poderes públicos, sino aquellos en donde se ha priorizado la ciencia, la salud y en donde la sociedad ha actuado con responsabilidad.
No hace falta sintonizar en unos días el supuesto anuncio del Presidente sobre los proyectos de infraestructura yenergía de más de 300 mil millones de pesos; lo que hace falta es que el Estado, entre otros muchos, priorice la salud de los mexicanos y retome de una vez por todas, la rectoría de la política energética nacional.