En el principio de los tiempos este texto tendría que haber estado escrito para un dios, un santo o un rey. Años después, con el despertar del nacionalismo, se pudo haber decidido exaltar a una nación y escribir y cantar sobre ella: el momento de su fundación, la heroicidad de sus habitantes. Un canto que diera un sentido de unidad, identidad y pertenencia. Hoy lo raro es cuadrar los versos para escribir sobre un carrusel de maletas y tal vez la tragedia de una que se perdió. Escribirle un himno a una torre de control, a un gusano o como sea que se llame ahora lo que conecta a las personas con los aviones, a ritmo de banda militar. (Cántese el siguiente texto como si fuera un himno): Oh gusano que te estiras y contraes, que me llevas y recoges del portentoso avión. Gracias, gracias magnífico gusano, preámbulo flexible de la llegada a esta gran nación.
En realidad estos no fueron los versos exactos con los que se estrenó el Himno del AIFA justo al año de sus operaciones, pero hubieran podido serlo. La ceremonia con el secretario general y su pecho condecorado al centro del estrado y el gobernador del Estado de México de pie con una firmeza de escolta escolar, pretendía una enorme solemnidad, lo que logró hacer aún más candoroso e ingenuo escuchar a los presentes entonar los versos acompañados por un coro y una banda militar. Así, el evento de la semana pasada, combinando tan infantil contenido con tan grandilocuente acompañamiento, terminó por convertirse en una caricatura genérica del sexenio, para la cual la rigurosa disciplina militar exigía no reírse.
(De nuevo cantado en tono militar): Vuelan, vuelan hacia los cielos las aeronaves con libertad/ Varios destinos en territorio, también con rumbo internacional.
Crear un himno para un proyecto tan forzado y desangelado como el Aeropuerto Felipe Ángeles, en el fondo busca a través de elementos prestados, concederle a la obra el tamaño, la dignidad e importancia que por sí misma no consiguió. Lo pomposo de un himno y su ampulosa musicalización intentan darle grandeza artificial a lo que nació pequeño. ¿Será esta una nueva arma retórica e ideológica de este gobierno que quiere convencer al pueblo de cualidades inexistentes en sus proyectos? ¿Cantar con el alma inflamada alabanzas a las obras del gobierno las harán mejores en nuestro corazón de lo que son en realidad?
(Cantando): Oh remesas, hermosas remesas /Remesas que nos hacen el mes y nos hacen el año con ganancias ajenas. Paisanos, paisanos que se tienen que ir del otro lado por lo mal que aquí los han tratado. Pero no lo digamos/ mantengamos eso callado, callado. Igual que no digamos lo del dinero lavado. Ni siquiera la investigación de los bancos americanos, que han cancelado la recepción de remesas a nuestro gran banco, Oh Banco del Bienestar. Oh lavado, tremendo entramado. Callado, callado, que sigan llegando hermosas remesas. Oh, oh, oh.
Nuevos himnos se componen en nuestra nación. El himno al plan B, el himno contra la Suprema Corte de Justicia, el himno contra la democracia, el himno contra la ministra presidente y el himno por la elección amañada. Suena mal, cada vez peor. Lo único que queda claro es que quizá estos nuevos himnos sí se están escribiendo para alguien que se siente dios, santo o rey.