Se me cae la cara de vergüenza cuando recuerdo que la televisión mexicana de los años 90 censuró la transmisión de todas, de absolutamente todas las animaciones japonesas argumentando que eran satánicas.
No me cabe en la cabeza que hasta se hayan hecho programas especiales para tratar de convencer al público de que esto era malo, nocivo, un atentado contra la salud física y mental de las audiencias.
No decían nada de cuestiones delicadísimas como la pederastia, pero eso sí, las caricaturas de Japón eran el peor peligro al que se podían enfrentar nuestros niños. ¿Así o más ignorantes? ¿Así o más llenos de odio?
¿Por qué le estoy contando esto? Porque el tiempo todo lo pone en su lugar. ¿Qué sucedió con las empresas que se atrevieron a hacer semejantes afirmaciones? ¿Qué está pasando con las animaciones japonesas en la actualidad?
El ánime hoy, como los videojuegos, es arte, una de las expresiones culturales más sagradas de la humanidad entera y a las pruebas me remito: “Suzume” de Makoto Shinkai.
Dígame, por favor, que ya la vio. Si es así, felicidades. Si no, ¿qué está esperando?
“Suzume” es, para las animaciones japonesas, lo que “Pinocho de Guillermo del Toro” para las animaciones “stop motion”: una obra maestra.

Y si no me quiere creer a mí, créales a los jurados de los festivales de cine más importantes del mundo, como el de Berlín, que cayeron rendidos ante la espectacularidad, la belleza y la profundidad de esta maravilla.
Vámonos por parte para que entienda la magnitud de esta nota:
El ánime es el muy particular estilo de hacer contenidos, con dibujos animados, de Japón.
Tiene que ver con el resurgimiento de este gran país después de la Segunda Guerra Mundial, con un montón de cuestiones ancestrales y hasta con el impacto del trabajo de Walt Disney en esa nación.
Makoto Shinkai es un escritor y cineasta japones que ha triunfado en el mundo entero con inmensos cañonazos artísticos y de taquilla como “El tiempo contigo” y “El jardín de las palabras”.
Son ánimes, películas de dibujos animados, increíblemente divertidos y emocionantes, pero al mismo tiempo inteligentes y complejos.
Millones de personas en los cinco continentes se han entretenido muchísimo con sus filmes, pero también han crecido como personas, como seres humanos.
Shinkai es un genio. Punto. Y “Suzume” es su obra cumbre porque condensa todo lo que nos ha dado catapultándolo hacia un futuro todavía mejor con un espíritu renovado seguramente por todo lo que ha cambiado en la sociedad en los últimos años.
“Suzume” es un espectáculo que nos habla de grande catástrofes que podrían ocurrir en nuestras ciudades, en nuestro planeta, pero también con el empoderamiento de las mujeres, con el valor de nuestros adolescentes.
¿Cuántas películas conoce usted, que se hayan hecho últimamente, donde los protagonistas sean adolescentes capaces de representar a las mujeres y los hombres de todas las generaciones? ¡Cuántas!
Por si esto no fuera lo suficientemente atractivo, aquí hay cualquier cantidad de elementos simbólicos, desde las tradicionales figuras de animales que todo el tiempo vemos en las caricaturas que nos llegan de Japón hasta sillas y puertas que encierran misterios, retos y soluciones.
No le voy a contar detalles para no arruinarle la experiencia pero “Suzume” es poesía, es la cúspide de la animación japonesa, de toda esta gloriosa manifestación cultural.
Sea usted generación “Astro Boy”, “Meteoro”, “Heidi”, “Remi”, “Mazinger Z”, “Pokemón”, “Evangelion”, “Death Note”, o del ánime que usted quiera, guste y mande, le prohíbo que no vea “Suzume”.
Deje de hacer cualquier cosa y luche con todas sus fuerzas por correr ya, pero ya, a su sala cinematográfica más cercana y por gozar con este admirable esfuerzo conjunto de distribución de Crunchyroll y de Sony Pictures. Le va a encantar. De veras que sí.