Increíble. Lo nuevo de “Stranger Things” viene increíble. Prohibido dejar de entrar mañana a Netflix para devorar “el principio del fin”.
Como usted sabe, se trata de la primera parte de la cuarta y última temporada de este clásico del sistema de distribución de contenidos en línea más importante del mundo.
Y no, no se desespere porque muy pocas semanas después llegará la segunda parte transformando esto en el fenómeno del verano.
¿Cuál es la nota? Que no sólo vamos a disfrutar de una serie que millones de familias amamos. Vamos a regresar a Netflix, a la gran Netflix, a la que conquistó nuestros corazones, a la que cambió nuestra manera de ver y hacer televisión.
“Stranger Things 4” no es un ejercicio de nostalgia porque nos invita a revivir los años 80.
Es un ejercicio de nostalgia porque nos remite a ese momento en que nos enamoramos de Netflix, a aquellas primera grandes historias que nos convencieron de suscribirnos, que nos enseñaron a “maratonear” y que tanto extrañábamos.
No, no es que Netflix se haya vuelto mala o que la competencia la haya puesto a temblar. Es porque, por increíble que parezca, de 2016, cuando se estrenó “Stranger Things”, a la fecha, los hábitos de las audiencias de todo el mundo se transformaron como nunca antes en la historia de la humanidad.
Volver a “Stranger Things” va a ser volver a aquel pasado tan cercano, pero al mismo tiempo tan remoto, volver a casa y esa sensación de certeza, que no se paga con nada, es la clave del entretenimiento global hoy.
Una casa creadora de contenidos sin historia, sin pasado, sin raíces, no tiene razón de ser en la actualidad.
El problema con Netflix es que, a diferencia de muchas inmensas corporaciones que ahora están experimentando en el negocio del “streaming”, su nacimiento fue hace muy pocos años.
Su historia es muy corta, pero rica. Por eso: ¡qué gran decisión la de ofrecernos exactamente en este punto de 2022 algo tan legendario, tan entrañable y tan bueno como “Stranger Things”!
Como siempre, tuve el honor de revisar este material con anticipación y, sin venderle trama, se lo voy a decir tal cual: esta temporada es la mejor de todas. ¡Mejor que la uno! ¡Así de grande!
¿Por qué? Porque esto ya no es sólo sobre conspiraciones y enigmas en un contexto como el del cine de Spielberg de los años 80.
Es llevar este concepto al extremo de lo ochentero sumando aquel inolvidable cine de terror, aquellas gloriosas películas juveniles y muchos otros recursos que lo harán viajar de Stephen King a la Guerra Fría y de los musicales a un montón de manifestaciones que ya no existen y que nada ni nadie ha podido sustituir.
El reto no es la competencia. “Stranger Things” es a prueba de balas. Cada episodio vale más que muchas de las mejores películas que existen en el mercado.
El reto es el momento histórico, el cambio que se acaba de dar en la manera en que todos estamos consumiendo contenidos hoy.
Seguimos en pandemia, venimos del encierro, queremos salir de casa, volver a vivir la vida, divertirnos de otras formas, pero no tenemos dinero y nada nos gusta. Nada nos parece. Estamos demasiado frustrados, demasiado llenos de odio.
Créame que elegir entre los estrenos de dos o más compañías de “streaming” no está en el radar de las multitudes.
Por eso celebro lo nuevo de “Stranger Things”, porque esto, además de increíble, tiene otras connotaciones y eso lo convierte en algo mucho muy especial para todos los que amamos el espectáculo.
¡Viva “Stranger Things”! ¡Viva la gran Netflix! Luche con todas sus fuerzas por ver esto a partir de mañana. Le va a encantar. De veras que sí.