Espectáculos

Querida Cristina Pacheco:

¿Qué se siente ser tan amada? Desde que anunciaste, el viernes pasado, en el último bloque de tu programa, que te ibas a retirar de la vida mediática por un tema de salud, no se han dejado de publicar mensajes de amor para ti, incluso de quienes no veían lo que hacías, incluso de quienes más odio le han tirado a los medios públicos de nuestra nación.

Eres un fenómeno de amor y te lo tengo que decir así para que entiendas lo que creaste.

Muchos comunicadores trascienden por su poder, por su fama o por su riqueza. Tú eres quien eres por el amor que has dado y eres tan correspondida que quiero que te des cuenta de lo que pasó.

En este negocio nadie se va bien. Cuando no te corren de la manera más grosera te obligan a mentir, te vetan, te arman una campaña de desprestigio, te amenazan o simple y sencillamente te desaparecen.

Contrariamente a lo que las audiencias suponen, no somos nada.

El Once, en un hecho histórico, aceptó tu decisión, permitió que te despidieras bien, que explicaras la verdad de lo que te estaba pasando y no sólo te cobijó con respeto, te hizo un programa especial con Guadalupe Contreras que miles de personas volvimos a ver ayer por la tarde.

¿Cuántas periodistas, cuantos comunicadores, cuantas figuras públicas pueden presumir de un momento tan digno y auténtico en sus carreras? ¡Cuántas!

Recuerdo con mucha emoción una entrevista de televisión que te hice hace años donde me confesaste lo difícil que fue para ti abrirte camino en el periodismo mexicano.

¿Por qué? Dicho por ti: porque eras mujer, porque no eras blanca y porque no eras bonita.

Perdón si sueno grosero pero es fundamental que hoy, como nunca, te recuerde esto porque las nuevas generaciones no tienen información de nada, suponen que todo lo inventaron el año pasado y desconocen el profundo valor de historias como la tuya.

Tú eres una persona admirable, un ejemplo a seguir. Fue un honor coincidir contigo en los años 90, en tiempos de Ricardo Rocha, en la XEW y constatar, además, tu liderazgo, tu visión, tu marca personal.

Primero lo primero: quiero que te mejores, que estés bien. Si en algo puedo ayudar, sabes que cuentas conmigo.

Después, yo te quiero dar las gracias en nombre del pueblo México por algunas de tus innumerables aportaciones.

La parte de prensa escrita, la parte literaria, de la dejo a mis amigos de la fuente cultural. Si me permites, me voy a concentrar en lo televisivo.

A finales de los años 70, durante el sexenio de José López Portillo, cuando el director de Canal Once era Pablo Marentes, tú inventaste el periodismo urbano.

Vamos a entender el contexto: todo el poder lo tenía la televisión privada y el periodismo lo hacían hombres que cuando realizaban entrevistas las grababan en sus finos estudios con políticos, empresarios y artistas.

Tú, desde la trinchera de un medio público, siendo mujer, sin vestuario ni recursos te saliste a las calles a entrevistar obreros, campesinas e indigentes.

Te recuerdo tirada en la banqueta entrevistando niños en condición de calle, persiguiendo a La Bestia para darle voz a los migrantes y, por supuesto, entregándole las cámaras y micrófonos a las costureras, los organilleros y todas esas personas que antes, por clasismo, racismo y mil razones más, no aparecían en las pantallas de nuestra televisión.

Tu programa “Aquí nos tocó vivir” es, bajita la mano, “La comedia humana” de los siglos XX y XXI: una enciclopedia del México real y es tan, tan, pero tan bueno e importante que la Organización de las Naciones Unidas lo nombró “Memoria del mundo”.

Volvemos a lo mismo: ¿cuántos programas mexicanos de televisión pueden presumir de algo así?

Pero espérate, apenas estoy comenzando. Ahora todo el mundo se siente entrevistador y sin siquiera conocer las reglas del más elemental periodismo escolar, juga a tener programas de entrevistas.

Tú inventaste esto hace muchos años con “Conversando con Cristina Pacheco”, otro tótem en la historia de la televisión mexicana donde, complementando “Aquí nos tocó vivir”, entrevistaste a las grandes personalidades de la ciencia, el arte, la cultura, el deporte y el entretenimiento.

Cada emisión de “Conversando” es una cátedra de periodismo. Nadie como tú para estructurar las entrevistas, para prepararlas, para dar nota con tus invitados.

¿Quieres que te dé una prueba de tu grandeza? El viernes pasado, cuando te estabas despidiendo, no sólo hablaste precioso hasta del arte, fuiste tan profesional, tan generosa, que le diste los últimos minutos de la emisión a tus invitados, la Orquesta Basura, para que fueran ellos los que se lucieran, no tú.

Por si todo lo que te acabo de decir no fuera suficiente, hay algo que te hace única: sobreviviste.

Los espectadores no lo entienden pero tú sabes que cada cambio de sexenio, que cada cambio de ideología, que cada cambio de director, es un problema cuando uno trabaja en medios públicos.

Quién sabe cómo le hiciste, pero sobreviviste lo mismo a las administraciones más opuestas a ti que a los cambios más severos en términos económicos y burocráticos.

Todavía recuerdo aquel escándalo cuando quisieron atentar contra tu trabajo y la comunidad artística y cultural de México se unió para impedirlo.

Ya sabes lo que te voy a volver a preguntar: ¿quién más puede contar una historia como ésta? Sólo tú, la más amada.

¿Qué se siente ser tan amada, mi Cristina Pacheco? Por favor concéntrate en eso. Todas, todos y todes te amamos con fuerza, te damos las gracias y te esperamos muy pronto de regreso para que sigas cambiando la historia, para que sigas poniendo el ejemplo, para que nos sigas dando tu amor.

¡Que Dios te bendiga, Cristina! Nos vemos pronto. Como tú misma dijiste: ¡estaremos juntos siempre!

Con todo mi amor, respeto y admiración, Álvaro Cueva.


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • [email protected]
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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