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Petición de mano en Canal Once​

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Todavía no puedo creer la mala onda de muchas personas cuando se trata de asuntos del gobierno.

Acaba de ocurrir algo delicadísimo y yo espero una explicación, no de Canal Once sino de esos medios, de esos periodistas y de esos usuarios de las redes sociales.

Por supuesto, estoy hablando del escándalo de la petición de mano de Carla Contreras.

Seguramente a usted le pasó lo mismo: de repente sonó su celular y le llegó un video donde Carla estaba conduciendo un noticiario de Canal Once cuando, de repente, la nota que estaba leyendo era la de su novio proponiéndole matrimonio.

La señora, como es lógico, no pudo contener la emoción y menos cuando su galán apareció en el estudio y le entregó el anillo.

Fue una sorpresa absoluta que también circuló en redes, portales y medios tradicionales.

Más allá de cualquier lectura romántica, no hay manera de ver esto y de no enfurecerse.

Imagínese si hubiera sucedido en Televisa o en Imagen Televisión.

Más se hubiera tardado la señora en transmitir semejante secuencia que sus jefes en castigarla tal y como ha sucedido con otros periodistas que se han atrevido a llorar a cuadro o que han tenido accidentes al aire mientras cubren desastres naturales.

¿Por qué? Porque en el caso de los conductores de noticias estamos hablando de entidades que no pueden expresar lo que piensan porque son voceros de los grupos empresariales a los que pertenecen.

Imagínese la gravedad de esto tratándose de Canal Once que, además, es un medio público.

¿Por qué comencé esta columna diciéndole que todavía no podía creer la mala onda de muchas personas cuando se trata de asuntos del gobierno?

Porque todo esto es mentira, está manipulado, fue sacado de contexto.

A diferencia de lo que se está diciendo en muchos lugares de alta “credibilidad”, en ningún momento se transmitió esta escena.

Fue un regalo que el novio de Carla y sus compañeros de trabajo le dieron, fuera del aire, la noche del martes 13 de octubre.

¿Por qué a nadie se le ocurrió mirar los noticiarios de Canal Once para comprobar el dato? ¿Por qué nadie buscó a las fuentes para preguntarles? ¿Por qué nadie hizo su trabajo?

¿Pero sabe qué fue lo peor? Que varios días después de este momento tan íntimo alguien se metió a las redes de Carla, tomó el video y lo compartió para perjudicarla, para hacerle daño a Canal Once, para meter en problemas a los medios públicos o simple y sencillamente por estupidez, porque se le hizo chistoso, lindo.

Aquí tenemos material para debatir durante horas porque hubo una invasión a la privacidad de una mujer, porque esto tiene lecturas sentimentales, sí, pero también sociales, económicas, políticas, mediáticas y culturales.

Yo no le veo ningún problema a ninguna petición de mano y no me parece malo que haya sucedido fuera del aire ni en un canal de televisión ni en un medio público.

Cualquier canal es como cualquier oficina y sus empleados, mientras no dejen de cumplir con sus obligaciones, tienen derecho a ser felices dentro y fuera de sus instalaciones.

Atacar a una periodista porque le propusieron matrimonio en un medio público es tan enfermo como maldecir a un médico por grabarse bailando después de haber estado todo el día atendiendo a enfermos de covid-19. No se vale.


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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
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  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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