El sueño de cientos de miles de mexicanas y de mexicanos siempre había sido tener una Comic-Con de talla internacional, una fiesta genuinamente importante como la de San Diego.
Y sí, año con año se organizan cualquier cantidad de eventos de ese tipo por aquí, por allá, unos más bonitos que otros, pero nada verdaderamente relevante, que trascienda, que dure, que convoque, que le haga justicia a esto que tanto amamos.
El caso es que era imperdonable que siendo México una potencia mundial en el consumo y en la creación de contenidos, estuviéramos tan mal en este tipo de asuntos.
Pero ocurrió algo mucho muy importante que todas y que todos los que somos fans de esto debemos celebrar: OCESA trajo a México la CCXP y volvió a cambiar la historia.
La CCXP es el equivalente a la Comic-Con de San Diego, pero de Brasil, la más grande y relevante de toda América Latina con más de 10 años de experiencia convocando a lo mejor de lo mejor de la cultura pop de todo el planeta.
Créame que todas las casas productoras y distribuidoras de comics, mangas, cine, videojuegos, series y coleccionables de los cinco continentes matan por estar ahí. Me consta.
Se llama CCXP porque, independientemente del complicadísimo tema legal, para ellos, éstas son las siglas de Comic Culture Experience.
OCESA no está jugando. Invirtió una fortuna en la marca, en la organización, en la promoción. ¡En todo!
Pero no sólo eso, enriqueció la fórmula con su poder de convocatoria, con todo lo que sólo ellos saben hacer en términos de comunicación y el resultado fue un éxito monumental que llenó el Centro Citibanamex del 3 al 5 de mayo.
Ojo: estamos hablando de una primera experiencia. ¡Imagínese cuando celebremos diez años de CCXP México (CCXP MX)!
¿Cuál es la nota? Que si consideramos el tamaño del mercado mexicano, su porcentaje de participación en el consumo y creación de contenidos a nivel internacional y lo que representa tanto para Estados Unidos como para el resto de Hispanoamérica, esto acabará siendo más poderoso que lo de Brasil.
Ahora sí tenemos la Comic-Con que nos merecemos. Ahora sí vamos a estar al tú por tú con los más ricos y los más poderosos del mundo entero.
Por supuesto que estuve ahí. Tenía que ser parte de la historia. Tenía que vivir esto como periodista pero, además, tenía que compartírselo a la gente que más amo: a mi familia.
Así de convencido terminé después de mi primer recorrido.
¿Qué diferencia hay entre la CCXP MX y los otros festivales de cultura pop que tenemos en nuestra nación?
Sería muy obvio decir que la inversión. Yo diría que la organización.
Le explico: cuando uno va a esta clase de fiestas en México, acaba sufriendo.
Todo tiende a ser incómodo, contrastante, impuntual, caótico, inseguro y yo diría que hasta violento. Da miedo ir en familia.
Las amigas y los amigos de CCXP lo cuidaron todo. Desde la temperatura hasta los espacios de salud pasando por casilleros, baños, vestidores y estacionamientos.
No había manera de estar ahí y de no sentirse feliz. Por supuesto era un evento multitudinario y había que hacer fila o esperar para muchas cosas, pero el clima siempre era de respeto.
Sin importar si usted fuera caracterizado de su personaje favorito, en fachas o elegante. A todas y a todos se nos trató bien.
Había un estándar de calidad hasta en las tiendas más pequeñas. Los eventos sí comenzaban a la hora que estaban anunciados. La App fue lo máximo de lo máximo.
Y a mí, como fan y como papá, sí me gustó sentir que mi familia no corría peligro, que no me iban a robar la tarjeta de crédito, que era un evento de talla mundial.
Aquello fue tan grande, tan maravilloso, que me faltaron días para ir de los conciertos, en un escenario, a los torneos de videojuegos, en otro.
De las entrevistas con las más famosas estrellas a los concursos de asuntos tan maravillosos como el cosplay.
De los autógrafos con los creadores a los juegos de realidad virtual. De la foto con mis personajes favoritos a las “maquinitas” de videojuegos de los años 80 y 90.
De las muy emocionantes competencias físicas a las experiencias inmersivas de cualquier cantidad de series y películas. De los espacios con medios de comunicación a las tiendas más sofisticadas.
De los escenarios diseñados específicamente para que nos tomáramos fotos y videos para nuestras redes sociales a laboratorios de gastronomía.
De divertidísimas sesiones de maquillaje a alucinantes librerías especializadas en comics y novelas gráficas.
De las figuras intervenidas para que se convirtieran en obras de arte a los regalos por el simple hecho de estar ahí.
De las trivias para ganar premios al encuentro inesperado, en los pasillos, con figuras públicas siempre dispuestas a tomarse la fotografía.
De los juguetes exclusivos de la CCXP MX a los restaurantes en forma. De las más sensacionales primicias en cuanto a animaciones japonesas a todo el cine que nos va a llegar de Hollywood.
¿Le sigo? La CCXP MX no es un universo, es un multiverso, el multiverso de la cultura pop.
Felicito públicamente a OCESA, al Centro Citibanamex, a las marcas, a los artistas y los cientos de miles de mexicanas y de mexicanos que fuimos testigos de la historia.
¡Qué orgullo haber vivido algo así en México! ¡Qué orgullo lo que falta! ¡Nos vemos en 2025!