Desesperada, siento muy desesperada a HBO. Yo no sé si es la presión de Disney+ en Estados Unidos, la ausencia de un fenómeno masivo como el de Game of Thrones o sus ajustes corporativos.
Pero sus producciones originales son cada vez menos exitosas y entre más pasa el tiempo, más se notan sus errores.
¿Como cuáles? Como alargar proyectos que nacieron para ser miniseries y no series. Primero fue Big Little Lies, cuya primera temporada fue un poema.
A alguien le dio por estirar aquello, sacaron una segunda temporada y el resultado fue una verdadera monstruosidad que acabó contradiciendo todo lo que se había construido en materia de combate a la violencia contra la mujer.
Ahora la historia se repite con Westworld. Seamos sinceros, la primera temporada de esta serie es una obra maestra, una reflexión bellísima y profundísima sobre la existencia humana.
Pero la segunda fue una cochinada inmunda, donde no pasó nada hasta el capítulo siete y que remató llevándonos a un asunto completamente diferente, aburrido y negativo.
¿Cuál es la nota? Que no conformes con esto, los directivos de HBO acaban de estrenar la temporada tres de Westworld y aquello es una infamia que aniquila por completo los mensajes de los primeros capítulos.
Bueno, ya, el colmo. Ahora ni siquiera tendría por qué llamarse Westworld.
Qué pena por sus actores originales, que son magníficos, y por nuevas contrataciones como la del inmenso Aaron Paul de Breaking Bad.
Esto es un desperdicio, un indicador muy claro de que HBO está desesperada, de que no ha entendido que el camino es otro. ¿O usted qué opina?