Ayer lunes 28 de abril fue un día importante para los amantes de las telenovelas, para la industria de la televisión de paga y, en general, para todas las pantallas.
¿Por qué? Porque a las 12:00 horas se estrenó en Lifetime la telenovela turca “La gran mentira”.
¿Qué tiene esto de importante? Mucho. Sí, yo sé que las telenovelas turcas son las favoritas de muchísimas personas, desde hace años, en México y en el resto de nuestro continente.
También que varios canales de los cables y de las antenas directas al hogar han hecho de estos melodramas el eje de su programación.
Pero el hecho de que Lifetime ya las esté transmitiendo manda un mensaje mucho muy poderoso de consolidación, de cambio ideológico, de algo que debe poner particularmente nerviosos a muchos canales.
La razón es muy simple: Lifetime es la cúspide de la congruencia editorial. Usted no está para saberlo ni yo para contarlo pero la manera como sus directoras y directores toman decisiones es única.
Y por si todo esto que le estoy diciendo no fuera lo suficientemente relevante, Lifetime es la única señal real 100 por ciento femenina, feminista.
Los datos duros no me dejan mentir: ¿Quién más ofrece esa cantidad y calidad de emisiones por y para las mujeres? ¿Quién más hace concursos para estimular la creación de contenidos femeninos?
¿Quién más invierte en entregarle premios a las mujeres que le han aportado algo a otras mujeres no sólo en México, en toda Latinoamérica? ¡Sólo Lifetime!
Hasta ayer, muchas personas, incluyendo a quienes nos dedicamos al análisis de las telenovelas, creíamos que había que mirar con cuidado los melodramas turcos por las diferencias culturales.
Los considerábamos machistas, clasistas, edadistas. Bueno, gracias a Lifetime, las autoridades turcas se pueden sentir mucho muy satisfechas porque el dato de que ahora estén en ahí las coloca en otro nivel.
A esto me refiero cuando le hablo de un cambio ideológico. ¡Es un “noticiononón”!
Cuídense Miami, Seúl, Sao Paulo y todas las grandes capitales telenoveleras del planeta. Los turcos ahora sí pueden conquistar al mundo.
Por si todo lo que le acabo de decir no fuera lo suficientemente simbólico, ¿sabe usted de qué trata “La gran mentira”? De lo mismo que trata “Senda prohibida”, una obra fundamental de la gran Fernanda Villeli, la primera telenovela oficial que hicimos en México en 1958.
Todo es increíblemente idéntico. Y si no me cree, échele un ojo a la versión en serie que está en VIX.
Es la historia de una familia perfecta donde al señor de la casa le pega la crisis de la edad media y le da por ligarse a una dependienta.
¡Para que luego vengan y me digan que las telenovelas mexicanas no son las mejores del mundo! ¡Para que luego vengan y me digan que son anticuadas y que ya nadie las mira!
No, pero espérese, todavía no le digo lo mejor: no estamos hablando sólo de un estreno de Lifetime. “La gran mentira” se estrenó el mismo día en Kanal D Drama, la gran plataforma de la series turcas en español.
Si usted, como yo, también es fan de esto, de seguro la conoce como miles de personas de aquí a la Patagonia.
Es una colaboración sin precedentes a nivel industria. Son dos marcas sumando sus audiencias, potenciando el impacto. ¿Cuándo había visto usted algo así? Es ganar, ganar.
¿Y qué tal está “La gran mentira”? Buenísima porque sus creadores, en lugar de apostar por el sufrimiento, como hacemos en México, apostaron por la diversión sin caer en la comedia.
El resultado es más o menos como el de las películas de Mauricio Garcés pero “dos rayitas más abajo” y en la Estambul de hoy. Muy agradable. Muy entretenida.
Más que suspenso, uno se engancha con los personajes y aplaude la narrativa.
Es precioso ver a la esposa engañada hablándole directamente a la cámara como si le estuviera contando un chisme a una amiga, a las chicas criticando a las mamás por educar a sus hijos, hombres, en el machismo, o que los señores maduros se comparen con Brad Pitt.
En el capítulo dos hay una escena en un salón de belleza muy parecida a una que le vimos hace poco a Angélica Rivera en “Con esa misma mirada”. ¿Cuál es la diferencia? El tono.
Además, claro, de la programación. Independientemente de que uno puede “regresar en el tiempo”, Lifetime está pasando dos capítulos de una hora por día, abarcando un horario crucial para las personas que están en ese momento en casa.
Resultado: todos salimos ganando. Luche por ver “La gran mentira” en Lifetime. Le va a gustar. De veras que sí.