1.- Septiembre, les gustó para quedarse
Los diputados han decidido estrenar su nuevo Palacio Legislativo en septiembre próximo, tras los millones de pesos que han invertido con créditos y presupuesto propio.
El sueño de tener una nueva sede, con curules totalmente ejecutivas, pisos de madera fina, terminaciones con material de exportación, elevadores, cafetería VIP, vista excepcional a Guanajuato y cubículos modernos, se les hará realidad este próximo septiembre.
Ya también decidieron invertir cerca de tres millones de pesos para instalar un tablero electrónico que les evite levantar la mano y cometer errores de sumas y restas, debido a la cantidad exagerada de 36 legisladores que tiene Guanajuato.
Les han preparado además un espacio especial en el sótano del nuevo Palacio Legislativo, con el objetivo de estacionar su suburban, subir casi de inmediato a un elevador VIP, pues sólo podrán usarlo ellos, así como equiparlos con aparatos electrónicos a fin de que los usen para sus arduas y cansadas sesiones.
En septiembre, nuestros diputados serán totalmente palacio.
2.- Los separarán del área del público
Ya no será la casa del pueblo.
Y no lo será porque tampoco los ciudadanos comunes y corrientes que acudan al Congreso, podrán tener contacto directo con los ungidos representantes populares.
A partir del próximo periodo, los legisladores los separará una barrera totalmente transparente, para ver lo que hacen, pero sin oportunidad de tocarlos, saludarlos, platicarles o exponerles algunas problemáticas.
Su nuevo Palacio será exclusivo.
Por algo han invertido casi 500 millones de pesos, sin considerar los 7 millones que costó el terreno, los 50 millones del ajuste presupuestal para recomponer lo descompuesto y demás lujos legislativos que poco a poco se van conociendo.
Ayer el presidente de la Junta de Gobierno, Éctor Jaime Ramírez Barba, dijo que la idea es estrenar el Palacio en septiembre, cuando comience el nuevo periodo ordinario de sesiones e inicie su segundo año en el poder.
3.- Una obra con mucho atraso
Y no es que ellos pretendan acelerar el tema. Lo que pasa es que ya están muy atrasados en la obra y más que tener premura en sentarse en la nuevo curul, resulta muy costoso, posponer su operación.
El nuevo Palacio de los diputados debió inaugurarse en el 2009. Llevan más de un año posponiendo la fecha de inauguración final de la sede legislativa y a lo largo del tiempo, al menos dos legislaturas han montado su placa de egolatría en las principales entradas del edificio, como sinónimo de su esfuerzo por echar andar este verdadero Palacio.
Los diputados saben que posponer la operación del edificio les significa tirar cerca de 150 mil pesos a la basura al mes por mantenimiento y eso, finalmente, les afectará el presupuesto de 2016.