Un nicho que está creciendo entre los mercados de inversión en todo el mundo es el de los llamados robo-advisors, una herramienta tecnológica que permite a los clientes de las firmas que ofrecen este servicio realizar diversas operaciones con poco dinero y desde la comodidad del teclado personal.
De acuerdo con Alkanza, una firma de Silicon Valley, que arrancó fuerte en Colombia y que ahora se presenta como el "primer robo-advisor en México", estas soluciones son desarrolladas por empresas que se especializan en "ayudar a sus clientes en la conformación de portafolios de inversión por medio de algoritmos automatizados".
Es decir, se trata de mecanismos que de manera automática permiten a cualquier persona con acceso a internet y con la intención y recursos, entrar al círculo del mercado de inversiones. Este tipo de servicios ya están muy presentes en Estados Unidos, Europa y Asia, con marcas como Betterment, Hedegeable y Wealthfront.
De ellas, la única que está analizando expandirse a mercados emergentes, incluyendo a México, es Hedgeable, que presenta su plataforma con una oferta de un trato igualitario a quien destina un dólar para invertir por medio de su robo-advisor que quien tiene 10 millones.
Y así lo cuenta en un artículo publicado por el Centro de Innovación BBVA José Diego Alarcón, socio de Serfiex, una firma española de soluciones de riesgo y gestiones financieras: un robo-advisor no es mejor ni peor que un asesor financiero humano, dice. Estas soluciones automáticas simplifican los procesos y tomas decisión de los inversionistas, pero al requerir bajos montos en sus operaciones y el que son accesibles mediante internet, pueden "llegar a muchas personas y democratizan este tipo de servicios de asesoramiento".
Serfiex, como muchas otras firma de robo-advising, tiene la intención de ofrecer sus servicios en México. ¿Qué posibilidades de negocio tienen en el país estas plataformas? Más que nada dependerá de qué tanto se pueda expandir el público inversionista, históricamente ligado a la aversión al riesgo y la presencia de entidades monolíticas en el mercado.
Pero ante la emergencia de la generación millenial, conformada por legiones de jóvenes que todo lo quieren hacer por internet (desde comprar seguros a pagar en breve hasta la gasolina), los robo-advisors tendrían ahí tierra fértil para crecer.
Los algoritmos permiten que una vez que el usuario indique cuánto tiene destinado para invertir, cuánto es lo máximo que soportaría perder y cómo es en sí su perfil de riesgo, diseñar una cartera en base a los fondos y acciones disponibles en el mercado.
Algunos de los desarrolladores de estas ofertas las montan de forma independiente, pero otras buscan aliarse o ser proveedores de bancos más establecidos. En este caso, los bancos pueden reforzar la información de sus clientes con los algoritmos de los robo-advisors para generar un portafolio acorde a la capacidad de los inversionistas.
Catástrofe laboral
En otro tema, los usuarios de servicios del sistema financiero dependemos de procesos automatizados, de los cuales se ha erradicado la mano de obra humana y que cada vez nos acercan a interactuar, queriendo o no, sabiéndolo o no, con máquinas.
A los expertos les ha costado trabajo definir a esta nueva clase de fuerza laboral. Pero simplemente en cuanto al empleo, ya ha tenido un costo la presencia de la tecnología en las cifras de empleo en México.
Como vemos en la nota principal de la sección de Negocios en Domingo de MILENIO, la evolución tecnológica en los bancos mexicanos es un factor por el cual el número de plazas laborales haya disminuido en casi 15 mil, a pesar de que hay más instituciones en el sistema bancario.
@alex_angeles
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