La nueva película de Thor transita entre lo mejor y lo peor del género de cómic al estilo Hollywood. Por un lado vemos un despliegue de efectos visuales fabuloso, pero ese se vuelve un problema cuando al salir de una película la plática se concentra sólo en los efectos especiales.
Para empezar, Thor: Un mundo oscuro es la secuela de la cinta de 2011 protagonizada por Chris Hemsworth, Natalie Portman, Tom Hiddleston y Anthony Hopkins, la cual a su vez forma parte del universo Marvel.
Es la tercera vez que el dios nórdico es interpretado por Hemsworth (la otra fue en Los Vengadores) y parece que el originario de Australia ya se apropió del personaje, o al menos ante el gran público cinéfilo que no necesariamente conoce el cómic.
Como secuela, el filme dirigido por Alan Taylor (que entre su trabajo destaca Juego de Tronos, Mad Men y Los Sopranos) tiene la ventaja de no adentrarse tanto en los orígenes del personaje principal, lo cual permite adentrarse a la nueva trama de inmediato con una especie de prologo que delimita el conflicto general de la batalla.
Es desde la primera escena que vemos el gran despliegue de efectos visuales que acompañarán a la mayor parte de la historia, con locaciones que van desde la lejana Islandia hasta la familiar Londres, dependiendo de qué mundo se trate.
Para quienes no lo sepan, el conflicto bélico de Thor: Un mundo oscuro viene de la guerra que se avecina entre Asgard y los Elfos oscuros, comandados por Malekith, interpretado por un Christopher Eccleston, quien luce irreconocible por el estupendo maquillaje.
El diseño de producción, vestuario y efectos especiales destacan, sobre todo en las escenas de Asgard donde a diferencia de la primera entrega de la saga ahora podemos observar más a detalle.
Es en las peleas donde apreciamos en la gran producción de la película, aprovechando el físico del protagonista y los mismos dobles, quienes dejan ver coreografías buenas al ojo del público en general, pero es aquí donde empiezan los problemas.
Tras desviar un poco la mirada al excelente espectáculo visual uno busca algo más sin encontrarlo del todo. Para empezar, se vuelve a recurrir a los chistes de ocasión para quitarle sobriedad al trabajo lo cual no es malo por definición e incluso se agradece, pero también uno espera que esa creatividad se mostrara en otras partes del guión.
Si bien es lógico ver varias secuencias de peleas en un trabajo de este género (y en este caso se hace de manera premeditada) éstas son en detrimento de la historia que por momentos tiene hoyos tapados con el músculo de Hemsworth.
Como dije, el papel protagónico cumple pero por momentos es comido por Tom Hiddleston, quien regresa como Loki, el dios del engaño y medio hermano de Thor.
Hiddleston tiene una actuación destacada, en parte porque no es el villano principal lo cual le permite a su personaje enfocarse más a sus conflictos internos que viene cargando, siendo especial la relación con su madre adoptiva Frigga (encarnada por Rene Russo).
Es la mejor aparición de Loki en la pantalla grande, curiosamente ahora como aliado de los héroes y no como su dolor de cabeza. Lástima que no se pueda decir lo mismo de Malekith, quien se queda como un villano genérico.
El líder de los Elfos oscuros se nos presenta desde el principio como un ser despiadado y sin escrúpulos, incluso con su ejército, decidido a devolver la oscuridad a todo el universos, pero no hay motivación, filosofía o propósito más allá del cliché del malo que quiere acabar con lo bueno.
Del resto del elenco el mejor calificativo es cumplidor. Desde Natalie Portman en su papel del interés amoroso del Thor hasta el mismo Anthony Hopkins como el dios Odín.
Portman toma su papel de Jane Foster de manera poco estable, pues al principio es la chica ruda, independiente y segura de que no necesita a nadie para salir bien librada, para a media película convertirse en carne de cañón.
De Hopkins sobra decir que tiene talento y experiencia para salir bien librado de cualquier papel, siendo esta ocasión un padre que pasa de ser benefactor a frío y calculador, aunque a diferencia del planteamiento de Foster aquí sí hay explicación del cambio.
Entre los secundarios destaca la amiga de Foster, Darcy Lewis, personaje que cae en las manos de Kat Dennings, quien aprovecha toda su experiencia en la comedia para sacar más de una carcajada.
Puntos buenos y malos en esta entrega de Thor, que en general pasa el examen pero no aporta algo nuevo al género que seguirá vivo un par de años más, al menos hasta 2015.