Los viernes no volverán a ser iguales desde que la niña Greta Thunberg salió a la calle a protestar contra la falta de acciones de su gobierno para detener el cambio climático.
Así es, amigo lector, en agosto de 2018 esta pequeña en vez de ir al colegio se paró delante del Parlamento sueco en Estocolmo y anunció que no iba a regresar a la escuela hasta que la escucharan.
“Estoy protestando sobre el cambio climático, porque a nadie parece importarle lo que está ocurriendo”, dijo entonces.
Después de las elecciones parlamentarias en septiembre, Thunberg volvió a la escuela para continuar sus estudios, pero todos los viernes falta a clases y los dedica a continuar su protesta porque insiste que los gobiernos no están actuando con la velocidad y la importancia que se necesita; no ve las acciones contra el pánico.
“…Si tu casa se está prendiendo en fuego y quieres evitar que se vuelva ceniza, eso requiere un nivel de pánico. No te sientas a hablar sobre tu seguro o sobre cómo vas a reconstruirla. Harás todo lo que esté a tu alcance para extinguir el fuego”, comenta.
Con la fuerza de su tenacidad la pequeña logró inspirar en pocos meses a miles de otros niños en 100 ciudades diferentes en todo el planeta.
El viernes pasado, los jóvenes ya comenzaron a marchar en Monterrey.
Con pancartas y consignas, jóvenes del movimiento estudiantil Fridays for Future e integrantes del colectivo Yo Respiro Monterrey protestaron por las calles del centro.
“Sin naturaleza no hay futuro” y “Todos respiramos lo mismo” decían algunas de las pancartas que llevaba el contingente, que arrancó en Pino Suárez y llegó hasta el Congreso del Estado.
La marcha estudiantil que se realizó es pequeña, los noticieros hablaban de no más de 300 jóvenes y niños, pero es muy significativa; primero porque se trata de un movimiento internacional de presión a los gobiernos y en segundo, porque en temas ambientales, Monterrey no es precisamente muy activista y comprometido.
Estamos frente a una nueva generación de ciudadanos y eso debe enorgullecernos, sí, pero también alertarnos: hay que actuar.
Y de alguna manera, estimado lector, esa es la intención de retomar hoy este tema, para hablar del bajo compromiso social que acostumbramos a tener los regiomontanos, sobre todo en temas ambientales, principalmente por falta de liderazgos.
Y tenemos como ejemplo el asunto de las bolsas de plástico en las tiendas: Nuevo León, como muchos otros estados, ya aprobó una ley que prohíbe que se regalen bolsas y empaques en las tiendas chicas y grandes. Y según se establece, para octubre de este año deben desaparecer y cada consumidor tendrá que llevar sus bolsas de tela o redes desde su casa o comprarlas.
Ni en las tiendas de conveniencia ni en las grandes tiendas saben que esto está próximo a suceder; nadie está haciendo conciencia en la población, ninguna tienda difunde la importancia de detener el plástico y los beneficios, parece que poco o nada importa el tema.
Sorpréndase: la semana pasada en Saltillo la cadena Oxxo anunció que en dos semanas suspenderán la entrega de bolsas y que los clientes deberán llevar las suyas. Faltan meses para la entrada en vigor de la ley y nuestros vecinos ya están aplicándola.
¿Por qué en Monterrey no pudimos ser líderes en esta acción? Difícil saberlo.
Y no es un asunto pequeño, amigo lector, porque hay muchas cosas que detallar y que nos quitarán una comodidad que ya asumíamos normal. Las frutas y verduras ya no se pondrán en bolsas, las cerveza no se podrá vender en bolsas con hielo, las comidas no se pueden vender en empaques de hielo seco, en fin, el tema es grande y en todas la opciones le quita comodidad al cliente.
Con el asunto de las bolsas pronto veremos qué tan comprometidos podemos ser los regiomontanos en temas ambientales y si en verdad en estos jóvenes viene el nuevo liderazgo que tanto necesita la ciudad… o usted, ¿qué opina?