En el más reciente libro por parte de Michael P. Senger se titula “Veneno de serpiente: Cómo Xi Jinping cerró el mundo”. En esta magnífica obra, el autor hace un recuento de cómo a través de la propaganda y el fraude, el Partido Comunista Chino (PCCh), bajo el liderazgo del presidente Xi Jinping, transformó “el veneno de serpiente” de los bloqueos y encierros poblacionales en “ciencia” aceptada, cometiendo así el mayor crimen en lo que va del siglo XXI. En su libro, Senger plasma cómo fue que Xi lo hizo y por qué. En esta entrega presento los puntos más relevantes del hilo masivo de Twitter en el que el autor da cuenta, con amplitud y profundidad, cómo el PCCh ha atacado a Occidente. Su hilo de Twitter cubre los capítulos del I al VII, de un total de 9. Es importante mencionar que en la traducción del inglés al español modifique algunos elementos de la gramática con el objetivo de hacer una lectura más entendible y fluida en español.
Introducción
En marzo de 2020, la democracia liberal se detuvo repentinamente. Al igual que con el incendio del Reichstag de 1933, es posible que los historiadores nunca sepan cómo surgió el SARS-CoV-2. Para los científicos, explorar sus orígenes sería un esfuerzo gratificante si no fuera impedido por las botas del PCCh del presidente Xi.
Pero mientras las agencias de inteligencia internacionales pasaron meses tratando de investigar los orígenes del virus, el mundo empleó una respuesta sin precedentes para “atender” la pandemia del Covid-19, que generó resultados mucho más devastadores que los del propio virus: cuarentenas y cierres masivos inspirados en las impuestas en China, comúnmente conocidas como “cierres”.
Fue la mayor catástrofe geopolítica desde la Segunda Guerra Mundial. Y todo fue en vano. Los encierros nunca estuvieron sustentados en la ciencia. Se convirtieron en una política global por orden del líder del PCCh.
Capítulo I.- Más rojo que el rojo
Xi Jinping nació en Beijing en 1953. Su padre, Xi Zhongxun, se destacó entre los líderes del Partido por ser relativamente moderado. En casa, sin embargo, era otra historia. Xi Zhongxun era un disciplinario brutal que gritaba, arremetía contra su esposa y golpeaba a Xi Jinping y sus hermanos. En público, era el estadista modelo; en privado, era un tirano.
En 1966, Mao lanzó su Revolución Cultural, poniendo a los Guardias Rojos radicales contra la jerarquía del Partido. El objetivo declarado era purgar todos los vestigios del capitalismo y la sociedad tradicional china, imponiendo el pensamiento de Mao Zedong como la ideología dominante de China.
Xi Jinping y sus confidentes rara vez hablan de su experiencia en la Revolución Cultural temprana. Los padres de Xi fueron torturados y su padre fue exiliado. El internado de Xi fue cerrado y él y sus amigos fueron acosados y golpeados sin descanso como hijos de una “pandilla negra”. En un incidente, Xi fue subido a un escenario con una gorra de burro. Su madre se vio obligada a asistir y gritar “¡Qué vergüenza Xi Jinping!” junto con la multitud.
El padre de Xi fue encarcelado en 1968 y Xi fue condenado a un centro de detención de menores, pero evitó ese destino cuando Mao lanzó el movimiento “hacia el campo”. Xi no soportaba el trabajo agrícola y se escapó a Beijing, pero fue capturado y sentenciado a un campo de trabajos forzados para su reeducación. Más tarde, Xi regresó a Yan’an y esta vez se dedicó a su trabajo. Se unió oficialmente al PCCh en 1974 después de haber sido rechazado nueve veces. En palabras de un amigo, Xi “eligió sobrevivir haciéndose más rojo que el rojo”.
El inteligente joven Xi era el modelo del Partido. Para la gente común, ejemplificó el servicio patriótico y la vida familiar. En noviembre de 2012, Xi Jinping fue elegido secretario general del PCCh. Se esperaba que Xi fuera un reformador moderado que continuaría dirigiendo a su país hacia la apertura y la cooperación global; pero Xi Jinping tenía otros planes.
@alejandrogomezt