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Contra lo mejor (parte 1)

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  • Alberto Chimal

Se está acabando 2019, lo que significa que se acaba también la que se considera la segunda década del siglo XXI. (Con toda propiedad, la década se acabaría a fines de 2020, pero nadie le hace caso a quienes se molestan con semejantes observaciones, así que mejor ni intentarlo.)

Y eso, a su vez, significa que ha llegado no solamente el tiempo de las listas de “lo mejor del año”, sino, de hecho, las de “lo mejor de la década”. Quiero creer que no será tan molesto. La mayoría de los lectores de este suplemento no se acordará, o no había nacido siquiera, pero fue mucho peor en 1999, cuando se iba a acabar el milenio: los medios insistieron mucho más que ahora, lo hicieron desde años antes, literalmente había a la venta catálogos y colecciones de todo tipo con “lo mejor de los últimos mil años”, y ay de quien se consiguiera alguna con la idea de informarse de algo. Baste decir que para una serie de discos compactos (eran aquellos tiempos), José José representaba al año 1000 y la apoteosis de la música occidental era Ricky Martin.

Desde entonces no confío en las listas de “lo mejor de nada”. Ni en las de libros. No me disgusta cuando algún trabajo mío aparece en una, desde luego, pero no creo que quien la elaboró haya leído absolutamente todo. ¿Cómo podría haberlo hecho? Lo que está sucediendo en todas esas listas no es una hazaña periódica de cultura crítica y capacidad lectora, sino otra cosa: siempre alguna otra cosa. Hay comentaristas a quienes solo interesa celebrar la presunta superioridad de su propia cultura (incluso si no se dan cuenta: véase casi cualquier lista hecha en Estados Unidos); hay quienes juegan a traficar influencias, promover a sus amistades y denigrar a sus enemigos; hay quienes quieren ayudar a las ventas de tal o cual libro o editorial.

Y, sí, también quienes quieren ser honestos y recomendar libros que valen la pena, pero ellos y todos los demás coinciden en que sus listas llegan todas a los medios por la misma razón. Todas son contenido: parte del relleno que nunca debe faltar en nuestros canales de comunicación, y además del tipo de contenido que solo quiere llamar la atención de posibles lectores. Son atractores de atención (o clickbait, según el habla de internet).

Mañana seguiré con este asunto. Pero antes…

Para buscar en la FIL

Aquí hay cinco lecturas que no son “lo mejor del año”, de la década ni de nada, sino simplemente grandes textos que me he encontrado en los últimos doce meses. Y creo que todos están en la FIL: 'La huida de la imaginación' de Vicente Luis Mora (ensayo, Pre-Textos); 'La memoria donde ardía' de Socorro Venegas (cuentos, Páginas de Espuma); Casas vacías de Brenda Navarro (novela, Sexto Piso); El arte mágico de André Breton (ensayo, Atalanta); 'Corazón que ríe, corazón que llora' de Maryse Condé (novela, Impedimenta). Mañana aparecerán otras cinco recomendaciones.
Si encuentran estos libros, o cualquiera que les parezca digno de un recuento, me avisan.

Twitter: @albertochimal


​ÁSS

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