El pasado 28 de marzo fue un día muy importante para la historia diplomática de nuestra nación. Ese día celebramos cuatro décadas del restablecimiento de las relaciones diplomáticas de México y España. Nuestra alianza entre ambos países se interrumpió por 38 años durante la Guerra Civil española. Durante el gobierno de Franco hubo distanciamiento y tensión entre nuestros gobiernos sin embargo, el tiempo nos ha llevado a estrechar cada vez más nuestros corazones y nuestros sueños para nuevamente caminar juntos de la mano. En la actualidad, las relaciones entre ambos países se han consolidado en los ámbitos comerciales, culturales, parlamentario, turístico así como en prácticamente en todos los rubros en los que haya oportunidades de cooperación.
En el ámbito multilateral, las Cumbres Iberoamericanas y el G20 resultan los espacios idóneos, para que en base al diálogo político, hacer realidad los objetivos comunes de nuestra asociación estratégica. La agenda que compartimos ambas naciones derivan de los valores comunes que con el mestizaje hemos creado. No es casualidad que los estudiantes mexicanos elijan a España como primer destino para sus estudios de postgrado. La promoción de la democracia, la defensa de los derechos humanos así como el Estado de Derecho y la protección al medio ambiente nos hermanan. España es para México la puerta de entrada a Europa y al mundo occidental. Del otro lado del Atlántico es nuestro amigo más solidario. Por otro lado, México es para España la plataforma de acción en América y el Caribe. Nuestro trabajo conjunto ha cosechado grandes resultados. En equipo hemos logrado la no proliferación y el desarme nuclear, y también la aprobación recientemente del Tratado sobre el Comercio de Armas. El acompañamiento de España en el proceso de pacificación en Centroamérica, que con el liderazgo de México se alcanzo, no hubiera sido posible sin su respaldo. Es de la mayor importancia remarcar que España participa como observador en la Alianza del Pacífico en el momento que cobra relevancia al ser el proceso de integración que servirá de punto de encuentro para que América Latina se consolide como una sola región. Después de la salida de los Estados Unidos de América del Acuerdo Transpacífico, la Alianza del Pacífico junto con el MERCOSUR se han convertido en la piedra angular para la promoción del libre comercio y la creación de acuerdos políticos, económicos y sociales que reafirmen nuestra convicción de lograr mayor prosperidad a través, de la competitividad que nos proporciona en un contexto de paz, seguridad y de generación de empleos bien remunerados que permitan incluir a cada vez más personas a los procesos de desarrollo. Existen un sin fin de ejemplos de cooperación que honran nuestra relación. El diálogo político al más alto nivel son un claro ejemplo de ello. La amistad que se profesan nuestros pueblos lo reafirman. Somos dos países en alianza permanente en la búsqueda de un orden internacional incluyente. Estamos indisolublemente ligados.