Cultura

Alternativas

Hoy está de moda hablar de alternativas. Para todo. Como que la gente se cansó de estar con las mismas opciones y anda en busca de algo distinto. El problema es que, aunque estas opciones no sean factibles ni viables, la gente busca la manera de justificarlas y así crear la ilusión de que sí funcionan. Las alternativas se dan en todos los niveles. Le cuento una que viví hace poco. En un barrio donde vive un compadre había un tipo enfermo. No sé qué tenía, pero estaba pálido y desganado. Apenas podía mantenerse en pie. Resulta que un día ya no pudo ni pararse a mear, entonces un pariente lo llevó al hospital. Allí le dijeron que su estado era crítico y debía someterse a una diálisis. ¿Diálisis? ¿Neta? Ni madre. “Hay otras maneras”, dijo, y salió de ahí refunfuñando y denunciando a los médicos y su incontrolable avaricia y su desinterés por la salud de las personas. Cuando llegó a la colonia, el guardia, con quien la llevaba bien, le preguntó que qué le habían dicho en la clínica. –Esos pendejos qué van a saber, solo quieren sacarte dinero–, dijo. –¿Y entonces qué vas a hacer?–, preguntó el guardia. El vecino respondió: –En el Mercado Juárez hay una persona que tiene remedios herbales y hace rituales, y remató con lo mismo: –Hay otras maneras. Sí, claro. Como morirse. A la semana amaneció bien tieso. Ahí están tus remedios herbales y mágicos.

Esto otro ocurrió hace ya muchos años, escuche. Una amiga de mi mamá tenía problemas en su casa. Nada fuera de lo común: el marido la engañaba con la secretaria, llegaba bebido, la golpeada y abusaba verbalmente de ella y, encima, le quitaba su dinero. Porque quien tenía dinero en ese matrimonio era ella, él era un parásito inútil y pernicioso. Un animal de pantano, pues. Resulta que después de años de tolerar todo ese abuso la mujer decidió buscar ayuda. Todos le dijeron que fuera a ver a un psiquiatra y a un abogado. Ah no. Si están sugiriendo que estoy loca y que debería buscar el divorcio, pues los locos aquí son ustedes. Ni doctor ni abogado. El divorcio es pecado. “Lo que une Dios…”. Puta madre, entonces ¿qué coño vas a hacer? Ah, pues ir con el párroco de la iglesia. ¿Y sabes qué fue lo que le dijo el padrecito? Bueno, pues que había que tener paciencia, comprensión y que, por encima de todo eso, que había que perdonar. Como lo oye. Después insinuó que quizá todo esto se daba porque ella no había hecho el esfuerzo suficiente para acercar a su marido a Dios, eso debe ser. La culpa es tuya. Esfuérzate. Y así lo hizo. Una noche le pidió perdón, lo invitó a acudir a la iglesia y a vivir dentro de la caridad. Ajá. Ahí te va un chingadazo, para que se te quite lo piadoso. El tipo la dejó y con un buen abogado le quitó una jugosa parte de su fortuna. La amantísima y devota esposa entró en depresión y vivió sus últimos años medicada y lamentando su desafortunada vida. Todo sea por Dios, que ya me recompensará cuando llegue al cielo.

Le cuento otra. Este compadre compró un carro usado. No lo revisó bien; su cuñado, mecánico de profesión, se ofreció a checar el auto, pero este pinche necio se negó, argumentando que estaba barato y, si algo le sale, “pues ahí lo vamos arreglando”. Ok. Luego de un mes comenzaron los ruiditos y después el motor se detuvo. En efecto amigos, se había desvielado. Y no solo eso: traía broncas con la suspensión, el sistema eléctrico y otras cosas que no entendí, pero sonaban graves. El cuñado recomendó vender el vehículo: –Deshazte de esa chingadera, te va a salir más caro meterle dinero que conseguir otro carro que esté bueno–, le dijo. Pero el necio ignoró la recomendación del experto y gastó dinero a lo pendejo tratando de reparar un carro que no lo valía. Y así amigos ocurrió lo que tenía que ocurrir: el tipo ya no tiene carro: anda a pie. Su cuñado a veces lo lleva al trabajo.

Parches, remedios caseros, magia pueblerina, opciones místicas y cadenas de oración. Hay que preguntarnos si estas alternativas van a mejorar realmente las cosas. Porque se tienen que poner a prueba, hay que evaluarlas. Mire, hay dos maneras de cambiar las cosas: modificando lo ya existente o sustituyéndolo por algo distinto.

Hasta donde tengo entendido, una alternativa es una opción que se toma cuando algo no está funcionando, no cuando se nos hinchan las pelotas de experimentar con cosas de las cuales no estamos seguros que funcionan o, como suele ocurrir, cambiar por berrinche o capricho, así, nomás. Y ese es justamente el escenario que vivimos hoy. Cambiar a lo pendejo. Y a lo pendejo nos vamos a chingar, ya verá. Pues vamos dejándonos de pendejadas: si las cosas están funcionando, no cambiamos el mecanismo que las hace funcionar, solo lo corregimos y actualizamos. A ver si, antes de hacer cambios, nos acostumbramos a preguntarles y confiar en los que saben, porque si no, nos vamos a quedar sin carro, nos vamos a enfermar y morir, no van a jalar nuestras relaciones y, en última instancia, el país todo se va a la punta de la recontrachingada. Ahí merito.

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Adrián Herrera
  • Adrián Herrera
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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