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Tercer tiempo

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  • Adán Briones Ayala

Hoy quiero compartirles dos cosas: una experiencia de vida que todos los amantes del futbol entenderán cuando se encuentran en las canchas llaneras y una historia que encontré en mis andanzas virtuales que refleja exactamente algo que en estos tiempos de malas noticias damos como perdida, la amistad, la camaradería, las alianzas.

Para quien juega un partido de futbol de manera amateur, de pronto es complicado explicar la alegría, la emoción, la distancia que se toma de los problemas cotidianos cuando la pelota rueda entre la tierra o el pasto sintético. 

Defenderla, disputarla, conservarla llena de emociones a un clan. Y todo ello se potencía en el tercer tiempo. 

En ese muro de múltiples percepciones que es la web encontré esta joya que nos ubica en la cancha, no en el primer tiempo, ni en el intermedio, ni en el segundo tiempo. 

Nos lleva hasta el final del partido, que también es un comienzo: el de la amistad y la complicidad en la alegría de la convivencia masculina. Lo rescato y les invito a disfrutarlo:


EL TERCER TIEMPO

(Autor desconocido)

“El partido y el resultado ya quedaron atrás, con el pitazo final se viene el tercer tiempo y sin duda se disfruta igual. 

El marcador pasa ya a segundo término porque el post partido va más allá de eso; nada mejor que un par de cervezas frías, o quizás muchas más, en compañía de los amigos que te ha dado el fútbol, tal vez para festejar una buena victoria o para hacer menos amarga una triste derrota.

¿Verdad que no hay combinación más perfecta? Fútbol, amigos y cerveza. ¿Por qué en la cancha saben diferente y se disfrutan más? Seguro hidratan mejor que el agua o cualquier bebida energética.

Los jugadores se reúnen y a duras penas logran juntar para el arbitraje, pero para el tercer tiempo no se escatima, con facilidad se hacen de dos o tres cartones de cerveza, los que amerite la ocasión, claras y oscuras, para todos los gustos hay.

El experto en abrirlas con cualquier objeto inimaginable de inmediato toma su lugar, sentado en la caja de veinticuatro y atento a cada elemento para que aquél que dé el último trago de su botella rápidamente tenga una más, y cómo negarte a aceptarla, si te la da el amigo con quien compartes tanto la cancha. 

Así transcurre el tiempo hablando de tu más grande pasión y es aquí donde se forja un equipo, donde se crean los más fuertes lazos, pláticas tan exquisitas sobre el partido, lo que se puede mejorar, la próxima alineación y el análisis del próximo rival, las estadísticas del torneo, anécdotas del pasado, tantos recuerdos con el balón, todo lo relacionado con este hermoso deporte que seguirás practicando y que rehúsas abandonar, porque es de las pocas cosas en la vida que te brinda estos momentos incomparables.

La charla está en su éxtasis total, pero nada es eterno, después de un rato no falta la llamada de la novia, de la esposa, de la familia. 

Debiste haber regresado ya hace algunos minutos u horas probablemente, te espera la comida familiar, los deberes, algún compromiso que a ti poco te interesa, sin embargo se te acabaron los pretextos y ya te espera la misma cantaleta de cada ocho días; en casa poco entienden lo que pasa después de cada partido y es que no todos tenemos la dicha de vivir y sentir este amor.

Lamentablemente, el tercer tiempo también tiene pitazo final”.

Es como la vida misma. Hay un pitazo final para nuestra estadía en el mundo, pero que ese pitazo nunca llegue para la amistad.


Director en Ab Smartraining

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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