Quizá peque de inocente, pero mi sincera devoción por la ciencia del derecho me hace abrigar la esperanza de ver luces en el sendero obscuro que vamos transitando en el día a día de nuestra atribulada patria.
Una, es la vinculación a proceso que se hizo respecto del Fiscal del Estado de Morelos en virtud de las indagatorias llevadas a cabo por la Fiscalía de la Ciudad de México, derivadas de la Carpeta de Investigación abierta con motivo de la muerte de la joven Ariadna, que había fallecido víctima de una intoxicación etílica, en tanto que su par de la capital de la República aseguraba, y sigue en lo dicho, que se trata de un feminicidio y que la Fiscalía de Morelos no hizo bien su trabajo e incurrió en omisiones y acciones de carácter delictivo.
La cuestión del fuero, se solucionó por tratarse de un delito común el que se le imputa al Fiscal de Morelos, derivado del proceso de las investigaciones ministeriales en el caso de la joven fallecida, por lo que no hubo obstáculo para que se procediera a su detención en su propio domicilio en Cuernavaca, Morelos y trasladado al Reclusorio en la Ciudad de México para seguir su proceso privado de la libertad.
Subsiste el tinte político que pudiera revestir el asunto, pero lo que es indiscutible, desde el punto de vista estrictamente jurídico, es que con todo y estar en pleno ejercicio de sus funciones administrativas, el Fiscal de una entidad federativa fue capturado y sometido a proceso por la probable comisión de un delito del fuero común.
Otra luz en ese camino tenebroso que recorremos en el día a día, es la sanción y la prohibición del órgano electoral a la Presidencia de la República, por la violencia de género en sus conferencias de prensa matutinas.
Yo no creía que esto iba a suceder, y menos por el vínculo existente entre la presidencia y los actuales consejeros del INE, sin embargo, me ha sorprendido la resolución que se atrevió a poner orden y a amonestar al primer mandatario por violar la ley.
Estos dos destellos, me llenan de esperanza de que se regrese al orden jurídico que se ha ido desmoronando paulatinamente y que ha sido violado por propios y extraños.
Lo dije al principio, quizá esté pecando de inocente y las luces sean fuegos fatuos fruto de componendas políticas; ojalá y que sea cierto y el poder judicial y el órgano electoral sean los fieles de la balanza que finalmente preserven el imperio de la ley y se estén dando al fin los primeros pasos para restablecer el orden perdido.