Un acertijo es un enigma, encontrar el sentido oculto en una frase; algo difícil de entender cuyo desentrañamiento equivale a descifrar una adivinanza.
Varias veces el presidente López Obrador ha utilizado en su conferencia mañanera una frase que encierra un enigma que se vuelve un tanto aterrador, dadas las circunstancias en las que se encuentra el país.
“Lo mejor es lo peor que se va a poner”. Es la frase del presidente y seguida de una risotada la verdad lo pone a uno a pensar seriamente en qué quiere decir don Andrés, qué sabe y no nos lo quiere decir y por qué siempre lleva el remate o la rúbrica de una sonrisa más bien sarcástica.
La historia nos cuenta de uno de los más famosos acertijos, que se remontan a la época de la antigua Grecia y se refiere a Edipo, que en su camino a Tebas tenía que llegar a la ciudad pero se encontró con la Esfinge, que era celosa guardiana de la polis, y que les imponía el misterio de desentrañarlo a todos cuantos intentaban cruzar las puertas de la ciudad. Y si no lo solucionaban, los devoraba.
El acertijo era el siguiente:
“¿Cuál es la criatura que en la mañana camina en cuatro patas, al mediodía en dos y en la noche en tres?” Edipo se enfrentó al reto de resolverlo y respondió con seguridad: “La criatura por quien preguntas es el hombre, que gatea en su infancia, camina durante su vida y cuando llega a viejo se apoya en un bastón para andar”.
La Esfinge, al ser derrotada, se arrojó por un desfiladero y las puertas de Tebas quedaron para siempre abiertas a todos los que quisieran visitarla y floreció la ciudad que, en mérito a la solución del acertijo, coronó como su rey a Edipo.
“Lo mejor, es lo peor que se va a poner”.
¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿De qué manera? ¿Porqué?
Son las preguntas que al menos este articulista, moderno intento de Edipo, están llenas de intriga y que provocan la zozobra y la intranquilidad porque si de por sí las cosas no andan nada bien en nuestro país, totalmente confrontado, dividido, con un pésimo sistema de salud, con la inseguridad en todo tiempo y en todo lugar, con unas campañas que han sido manchadas de sangre, esperar que “lo peor que se va a poner, sea lo mejor” suena a un contrasentido, completamente indigno de un gobernante que se supone lo que debe buscar ante todo es el bien de sus gobernados, y no advertirnos que se avecinan cosas peores.
Siendo lo peor comparativo de malo, quiere decir que lo que se avecina estará malísimo para usar el superlativo sugerido por el Presidente y aumenta la intriga y la preocupación con la sonrisa socarrona que sirve de rúbrica.
¿Quién desentrañará el acertijo del presidente?
Siguiendo la tónica mitológica, quizá solo Cronos, el Dios del tiempo. Pero mientras, nos tiene en ascuas, como decían las abuelas.