Por: Guillermo Guevara
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
Si el presidente ha mostrado proclividad por centralizar la toma de decisiones en la política de seguridad pública y el Ejército es una institución que por diseño se lo permite, lo natural es que este proceso de centralización se profundice aún más. Este proceso, además, iría en detrimento de la construcción de capacidades policiales a nivel local. Contar con un Ejército fuerte y tener policías locales sólidas no son procesos necesariamente incompatibles. Sin embargo, en el contexto mexicano actual, en el que una gran parte de las policías locales no cuentan con la solidez necesaria para garantizar la provisión de seguridad pública, éstas sí dependen (entre muchas otras cosas) de apoyo y soporte a nivel federal. Es decir, que al apostar por el fortalecimiento de la Guardia Nacional, tácitamente se está apostando por el debilitamiento de las policías locales.