Por Adrián Lajous
Ilustración: Guillermo Préstegui
El próximo cambio de gobierno es un buen momento para evaluar la política de apertura a la inversión privada de las actividades extractivas de la industria petrolera mexicana, a la luz de las lecciones que puedan derivarse de i) las rondas licitadas hasta ahora y sus resultados iniciales; ii) la reciente experiencia internacional en materia de marcos contractuales, fiscales y regulatorios; y, iii) el cambio fundamental de circunstancias del mercado y de la industria petrolera internacional, al recuperarse los precios del petróleo y los niveles de inversión de las empresas internacionales. Por fortuna es posible construir sobre el trabajo realizado hasta ahora. Las subastas llevadas a cabo son una referencia obligada a las mejoras que habrán de incorporarse.