Ciudad de México /
Por Luz Ángela Cardona y Nelson Arteaga
Ilustración: Víctor Solís
Si las estrategias políticas de los evangélicos invaden los debates democráticos de México, el país se verá envuelto en al menos tres situaciones: i) disputas entre creyentes y no creyentes, y entre creyentes de diferentes religiones e iglesias; ii) un proceso de estancamiento o franco retroceso en la protección de los derechos de las mujeres y de las personas de la diversidad sexual; y iii) la agenda del PES puede servir como moneda de cambio para lograr mayorías en el Congreso y como forma de presión política. En suma, se pondría en riesgo el Estado laico como marco en el que se desarrolla la vida democrática al margen de los valores y principios religiosos.