Por: Oscar Misael Hernández-Hernández
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
El acontecimiento captado por la lente de Ratje en la frontera México-Estados Unidos forma parte de una cadena de eventos. Apenas en agosto pasado, a 2452 kilómetros al sur de México, en la carretera Tapachula-Arriaga, algunos medios captaron a agentes del Instituto Nacional de Migración pateando a un migrante haitiano, así como a algunos centroamericanos. Mientras que durante la última semana, a 1754 kilómetros al sur de Tapachula, en la frontera Panamá-Colombia por donde transitan a pie alrededor de 19 000 haitianos que intentan llegar a Estados Unidos, la noticia del hallazgo de diez cadáveres (entre ellos dos niños) fue difundida por la fiscalía regional de Darién. Los eventos descritos constituyen la parte visible de una crisis humanitaria más amplia a nivel mundial, pero también el locus de lo que los analistas han llamado espectáculo de frontera (en tanto lenguajes de representación de la violencia y el dolor de quienes viven el desplazamiento forzado) en el marco del sistema capitalista neoliberal.