Por: Verónica Vázquez García, Dulce María Sosa Capistrán y Rocío Martínez González
Ilustración: Raquel Moreno, cortesía de Nexos
Los problemas de salud asociados con la minería a cielo abierto se atribuyen a la contaminación del agua y del suelo por cianuro, cadmio, cobre, arsénico, plomo, mercurio y hierro. Con la actividad minera se incrementan o incluso aparecen nuevas enfermedades de tipo cutáneo, respiratorio, auditivo y reproductivo. Por lo general, los proyectos mineros se realizan en lugares rurales aislados donde los servicios de salud son escasos. La responsabilidad del cuidado de las personas que enferman recae en las mujeres, situación que alarga su jornada diaria de trabajo y produce estrés adicional en ellas al no contar con los medios económicos para atender a sus familiares. Por ello, no es de sorprenderse que en todo el continente latinoamericano la defensa del derecho a la salud figure entre las demandas más importantes o incluso haya sido el factor detonante de la movilización de las mujeres en contra de proyectos mineros.