Por Walid Tijerina
Ilustración de Víctor Solís
Recogiendo tal vez esta serie de decepciones fue entonces que López Obrador relanzó su tercera campaña presidencial, con una relación siempre estrecha entre la falta de crecimiento económico, la desigualdad social, la inseguridad y la corrupción. Es decir, el ascenso del crimen organizado se debía a falta de oportunidades laborales, en tanto que la corrupción y la creciente desigualdad podían comenzar a remediarse con medidas de austeridad. Lo que trae de vuelta prácticas del siglo pasado de nuestro sistema político; así pues, nos encontremos de nueva cuenta ante un clima donde no sólo se han depositado expectativas desmedidas en una sola persona, sino que también se le depositaron poderes metaconstitucionales al otorgarle mayoría en el Congreso de la Unión, soslayando los de por sí frágiles contrapesos de nuestra democracia.
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