Por Francisco Morales Pineda
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
El pasado 26 de junio, PAN, PRI y PRD anunciaron la conformación del Frente Amplio por México. Sus dirigentes nacionales se comprometieron a traducir el frente en una coalición electoral una vez que inicie formalmente el proceso. Y en una coalición legislativa y de gobierno, en caso de ganar las elecciones. En este contexto, presentaron las bases del método de selección de la candidatura presidencial opositora, construido con representantes de la sociedad civil organizada. Se trata de un proceso en tres etapas, que lejos de distanciarse del ilegal proceso interno de Morena, comparte con él muchas semejanzas de forma y de fondo. Es una reacción pragmática a las precampañas del oficialismo, que coincide en los tiempos e imita el uso de eufemismos para evadir las normas electorales. Sin embargo, la principal similitud es que, en los hechos, no es más que una simulación diseñada para legitimar una decisión cupular.