Por: Héctor Armando Salinas Olivares
Ilustración: Kathia Recio, cortesía de Nexos
Elon Musk anunció que sus usuarios tendrían que pagar ocho dólares para tener en su perfil la marca de verificación a través de la contratación de Twitter Blue. Además, dejó entrever que flexibilizaría los controles sobre lo que se podría publicar en la plataforma, para inmediatamente matizar su postura y anunciar la creación de un consejo de moderación de contenidos, ante la aparente desbandada de anunciantes y una drástica caída en los ingresos por concepto de publicidad. Además, despidió a cerca de 7000 trabajadores e implementó un ambiente de estrés entre los que se quedaron para implementar cambios en la plataforma en tiempos récord. Los efectos han sido inmediatos, la flexibilización de los controles de verificación provocó que los usuarios se hicieran pasar por marcas y personalidades públicas, y que muchas compañías registran pérdidas multimillonarias en el mercado bursátil. Además, diversos académicos y organizaciones han mostrado su preocupación ante la posibilidad de que Twitter se convierta en una plataforma en la que la desinformación y los discursos discriminatorios y de odio se difundan libremente. En medio de este huracán, vale recordar que la Corte Suprema de Estados Unidos decidió el pasado 3 de octubre que conocería el caso Twitter v. Taamneh en el que resolverá si las plataformas digitales como redes sociales son responsables cuando sus usuarios publican contenido relacionado con actos u organizaciones terroristas y no es inmediatamente retirado.