Por: Carolina Jasso González y Edgar Baltazar Landeros
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
En la actual estrategia de seguridad federal, la Guardia Nacional ha sido posicionada como un actor clave para la reducción de la violencia y la contención del delito. De acuerdo con el Programa Nacional de Seguridad Pública (2019-2024), se espera que a cinco años de la creación de la Guardia Nacional y de haber sido desplegada en regiones prioritarias, los poderes locales retomen la gobernabilidad en aquellos territorios con presencia de grupos de la delincuencia organizada, además de la reducción de delitos como el homicidio, el secuestro, la extorsión, entre otros. A un año de cumplirse este plazo, el panorama es completamente distinto, pues en el sexenio actual se han registrado niveles de violencia homicida sin precedentes, con más de 35 000 víctimas anuales y una tasa promedio de 29 homicidios por cada 100 000 habitantes. Al analizar los datos disponibles sobre elementos de la Guardia Nacional desplegados en el país entre julio de 2019 y marzo de 2022, es posible observar que su despliegue operativo no obedece a los criterios anunciados por el gobierno federal. En algunas entidades el despliegue de la Guardia Nacional ha tenido un efecto contrario pues, en lugar de reducir la violencia homicida, su presencia coincide con variaciones e incrementos importantes en los últimos años, particularmente en los homicidios cometidos con arma de fuego.
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