Por: Soledad Loaeza
Ilustración: Alma Rosa Pacheco, cortesía de Nexos
Ahora presidente, Biden tiene que resolver una contradicción muy difícil y compleja. Siempre ha sostenido la legalización del aborto. Esta postura lo coloca en oposición al credo católico, y no sólo eso, tan grave es la transgresión que varios obispos han planteado que se le niegue la comunión: el acto sagrado por excelencia, en el que el católico recibe el cuerpo y la sangre de Cristo y se hace uno con el hijo de Dios. Negarle el sacramento a Biden, que lo recibe devotamente todos los domingos, del cual deriva paz y fuerza espirituales, sería prácticamente excomulgarlo, un castigo que le sería muy doloroso y difícil de sobrellevar. Por esa misma razón, no hay acuerdo entre los obispos al respecto, y hasta ahora el párroco a cuyas misas asiste el presidente ha hecho caso omiso de las protestas de sus colegas que quieren aplicar el castigo a Biden que es un pecador promedio y un guadalupano por excepción.