Ciudad de México /
Por Catalina Pérez Correa y Andrés Ruiz
Ilustración: Víctor Solís
Aunque la información es escasa e incompleta, se evidencia el uso de químicos de alto riesgo para la salud para la destrucción de cultivos de marihuana y amapola. Estos químicos permanecen en la tierra por años afectando el agua y tierra de las comunidades cultivadoras. Las erradicaciones además usualmente tienen lugar en poblaciones con escasos recursos de las que el Estado suele estar ausente para brindar servicios básicos de salud, educación, alumbrado público pero donde periódicamente irrumpe para destruir cultivos que a menudo son la única fuente de ingreso de la comunidad.