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El debate del martes entre el demócrata Tim Kaine y el republicano Mike Pence, candidatos a la vicepresidencia de Estados Unidos, se antojaba aburrido. Pero ambos personajes, regularmente afables y tranquilos, resultaron ser un poco más dinámicos de lo previsto. El encuentro lo ganó Pence, sin duda, pero no arrasó, y Kaine demostró que puede ser aguerrido, aunque su estilo no le ayuda mucho. Lo que más llamó la atención, al menos para muchos conservadores, fue ver a un político verdaderamente republicano con estilo presidencial.
Escuchemos a Héctor Diego Medina, editorialista de Milenio.