TransCanada, la compañía que esperaba construir el oleoducto Keystone XL, que iría de Canadá a Estados Unidos, busca una compensación de más de 15 mil millones de dólares (mdd) bajo el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Tlcan) por la decisión de Barack Obama de bloquear el proyecto.
La empresa dijo que la negativa del presidente de EU, en noviembre pasado, para dar la autorización y garantizar el oleoducto fue "arbitraria e injustificada".
También presentó una demanda en una corte federal en Houston, Texas, bajo el argumento de que Obama excedió los poderes que le da la Constitución.
La noche del miércoles, TransCanada publicó un "aviso de intención de presentar una reclamación para arbitraje" de 28 páginas bajo el Tlcan, donde argumenta que el gobierno estadunidense anteriormente autorizó oleoductos que tenían el respaldo de otros inversores, y si a Keystone XL se le hubiera juzgado con el mismo criterio se habría aprobado.
En el comunicado, la empresa dijo que el rechazo de Keystone XL fue un "gesto simbólico basado en la especulación", sobre cómo otros países pueden ver la posición del gobierno para hacer frente a la amenaza del cambio climático.
Agregó que el Departamento de Estado de EU "reconoció que el rechazo no se basó en los méritos del proyecto".
Keystone XL se convirtió en un punto de referencia para los ecologistas en EU después de una exitosa campaña para destacar las emisiones de gases de efecto invernadero que se liberan por la extracción de petróleo que se enviaría en el oleoducto a las refinerías en EU.
Al anunciar la decisión de bloquear el ducto propuesto, Obama dijo: "Estados Unidos ahora es un líder mundial cuando se trata de tomar medidas serias para combatir el cambio climático... Y, francamente, aprobar este proyecto minaría ese liderazgo".
A finales de ese mes asistió a las conversaciones internacionales sobre el clima en París y dijo que el mundo "no necesita una solución provisional, sino una estrategia a largo plazo" para enfrentar el calentamiento global.
El caso llega en un momento complicado para el gobierno de Obama, que espera lograr un nuevo acuerdo comercial enorme con la cuenca del Pacífico, el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por su sigla en inglés), mediante el Congreso este año.
Gran parte de la oposición al acuerdo se centra en la inclusión de un mecanismo de solución de controversias entre inversionistas y el Estado, el cual, sus opositores argumentan, le dará a las empresas extranjeras, como TransCanada, la capacidad de impugnar o minar la legislación de EU.
La presentación del caso equivalente de TransCanada bajo el Tlcan le dio municiones a los opositores del TPP.
"Keystone XL está muerto y ninguna de estas maniobras legales cambia eso", dijo en un comunicado el director ejecutivo de Sierra Club, Michael Brune.
"Pero TransCanada debería de avergonzarse por tratar de extraer miles de millones de dólares de los contribuyentes estadunidenses para elevar sus utilidades después de parar por completo la construcción de un sucio y peligroso oleoducto de arenas bituminosas en nuestro patio trasero".