La industria de autopartes anticipa inversiones en México por mil 300 millones de dólares para los próximos dos años, en los que destaca la participación de capital proveniente de Japón y Alemania, y en menor medida de Estados Unidos, adelantó Óscar Albín, presidente de Industria Nacional de Autopartes (INA).
Comenzarán a llegar empresas, principalmente de Japón, para abastecer a la planta de Toyota, ubicada en Guanajuato; de Alemania para atender a Mercedes Benz en Aguascalientes, y también para la BMW de San Luis Potosí; son inversiones seguras en las que no impactará una posible revisión del Tratado de Libre Comercio (TLC).
En entrevista, descartó que ante una posible revisión del TLC se observen cambios en la planta productiva en el corto plazo; “no hay fábricas en EU que absorban lo que México hace, dentro de 10 años a lo mejor, pero en la próxima década no lo veo”.
El representante de INA dijo que aunque se cancelara el TLC, México se mantendrá con la producción de autopartes y las exportaciones a EU; se estima que de los 82 mil millones de dólares del valor de producción de la industria en México en 2016, casi 75 por ciento se exportó hacia ese país.
En los últimos dos años la industria de autopartes captó inversiones por 2 mil millones de dólares, por lo que Albín reiteró que las inversiones que llegarán no están en riesgo por una revisión del tratado comercial.
Es imposible trasladar un proceso de producción a otro lugar solo porque se creó un nuevo impuesto como el fronterizo o por un arancel, ya que la conformación de líneas de ensamble o de producción son de largo plazo; además no se tiene capacidad para desarrollar, aprobar y poner en punto otra línea de la aprobada, explicó.
Por ejemplo, dijo, si en México se produce una pieza como un cáliper de freno y se instala en un automóvil, las armadoras no tienen la capacidad de hacer ese mismo proceso en nuevas líneas de producción de la noche a la mañana; para hacerlo es necesario certificar la nueva línea, el entrenamiento de personal, que la pieza nuevamente pase las pruebas, “es imposible, no puedes rehacer lo ya hecho y parar la máquina”.
Sostuvo que el principal peligro que tiene el comercio mundial no solo de autopartes sino en general con EU, es el impuesto fronterizo.
Se estima que alrededor de 30 por ciento de las mil 400 plantas de autopartes que existen en México son de origen estadunidense. Además, de los casi 70 mil millones de dólares por exportaciones de autopartes en 2016 y de los 42 mil millones de dólares que se importaron, casi 23 mil millones provinieron de la industria de EU.
LA REGIÓN FORTALECIDA
La industria de autopartes en Norteamérica importa una gran cantidad de productos fuera de la región, principalmente de Alemania, Japón, Corea y China para la manufactura de autos, por lo que los representantes del sector en la zona realizan un estudio para sustituir con producción propia dichas importaciones.
El representante de la industria en nuestro país destacó que EU y Canadá necesitan de México para producir autopartes, no solo de bajo costo, sino porque tiene procesos de manufactura intensivos en mano de obra que no tienen esos países; “son trabajos y oficios que en Estados Unidos no existen”; por ejemplo, las fundas de los asientos se producen en México porque sus socios comerciales no tienen costureras.
“Vamos a fortalecer la región TLC contra otros países que hacen llegar autopartes a la región, provenientes de Japón, Corea, China y Alemania, la realidad es que los productos norteamericanos no se venden en dichos países”.
Albín refirió que en Norteamérica “hemos sido demasiado puertas abiertas a estos mercados”, por ello deben revisar las oportunidades para introducir autopartes mexicanas, tanto con las armadoras instaladas en México como en Estados Unidos.
Las propuestas del presidente Donald Trump de gravar o imponer tarifas a los productos que ingresan a EU, en especial aquellos que vienen desde México, eliminarán las utilidades de las automotrices de ese país, según un informe elaborado por la consultoría Roland Berger.
En el estudio se indicó que el impuesto en la frontera, que se ha dicho puede ser de entre 20 y 35 por ciento, causará el efecto “exactamente contrario” al deseado y eliminará empleos en Estados Unidos.