La reconstrucción de las cadenas de valor, es el camino para la reactivación económica ante los efectos de la pandemia del covid-19 que está generando complicaciones en las empresas y en las familias, explicó Mar Estrada Jiménez, coordinadora de la Licenciatura en Economía y Finanzas e integrante del Observatorio de Salarios de la Universidad Iberoamericana Puebla.
Señaló que, por los efectos de la pandemia, se rompieron las cadenas de valor, fenómeno que tiene repercusiones económicas inmediatas y efectos negativos a largo plazo en términos de inversión, generación de empleos e incremento del gasto público.
Una cadena de valor describe el modo en que se desarrollan las acciones y actividades de una economía. En cada una de las cadenas, es posible encontrar diferentes eslabones que intervienen en un proceso económico: se inicia con la materia prima y llega hasta la distribución del producto terminado. En cada eslabón, se añade valor, que, en términos competitivos, está entendido como la cantidad que los consumidores están dispuestos a abonar por un determinado producto o servicio.
La eficacia y el ritmo de la recuperación de estados como Puebla y, del país en general, dependerá de que se presente un mayor movimiento, especialmente, de una economía que no es lo suficientemente fuerte.
Con la ruptura de las cadenas de valor, los proveedores de servicios y las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) están siendo impactados, así como sectores estratégicos como el turismo.
“Las explanadas de las principales ciudades del país han sido escenario de incontables protestas por la falta de empleo y estímulos fiscales. Múltiples grupos de personas ocupadas han elevado consignas, golpeado cacerolas y visibilizado sus necesidades ante la inacción de los gobiernos federal y locales frente a una de las epidemias laterales: la económica”, destacó.
Reconoció que se comenzaron a presentar síntomas de mejoría a partir de que comenzaron a reanudarse las actividades; sin embargo, el balance general de 2020 y el inicio de este año, reflejan un declive en el crecimiento económico.
“Existen repuntes económicos, pero también bajas. La pandemia visibilizó el problema de la flexibilización laboral en el país. No se han tomado acciones contundentes para mitigar la vulnerabilidad en la que se encuentran los trabajadores desde la entrada en vigor de la última reforma laboral”, apuntó.
Actualmente, el gobierno federal no plantea un incremento en impuestos, pero las tasas impositivas que pagan las mipymes, así como los trabajadores independientes, son altas y los problemas se agudizan.
Ante las complicaciones que enfrentan las familias, la académica resaltó la importancia de evitar no endeudarse; abstenerse, en medida de lo posible, de utilizar créditos; recurrir a los pagos a plazos de forma planificada y no gastar más de los ingresos reales.
“En el caso de las familias, la cultura del ahorro será fundamental para tener un sustento económico para el futuro. Destinar parte de los ingresos a una alimentación adecuada permitirá la prevención de enfermedades que supongan inversiones fuertes en servicio médico. Es fundamental que las personas a no gastar en productos o servicios no esenciales”, finalizó.
AFM