¿Cuál es el avance hasta el momento en la compra de Monsanto por Bayer?
La fusión sigue, necesita pasar por todo el proceso regulatorio en Estados Unidos y esperamos que hacia el final de este año se termine aprobando, entonces ya sería oficial.
¿Qué va a quedar para México?
Es difícil decirlo ahora, porque lo único que podemos hacer con Bayer es planear. Una vez que se cierre la transacción, vamos a poder definir cómo se manejan los presupuestos y cuánto se invierte en cada país.
Lo que sí te puedo decir ahora es que como empresa global, la futura compañía que surgirá va a invertir alrededor de 2.7 y 2.8 miles de millones de dólares al año en investigación y desarrollo. No conozco el tamaño de Bayer en México, pero sí el de Monsanto. Te puedo decir que ambas compañías tienen inversiones importantes en México y para mí la oportunidad es enorme.
Ahora juegas con dos cachuchas...
De mi tiempo, 90% lo destino al business, una parte de mi tiempo más pequeña -porque tenemos un equipo que se encarga de ello- es para la planeación y el cierre de la transacción. El rol que me toca jugar es establecer un vínculo, así como un rol de educador interno. Es increíble, me ha tocado la oportunidad de estar en muchas partes del mundo y eso me ha dado muchos insides.
¿Cuál ha sido el inside desde México?
Hay un potencial enorme en agricultura. Tenemos cerca de ocho millones de hectáreas de maíz que pueden modernizarse. La compañía que surgirá de la fusión va a tener mucho músculo, va a tener portafolios para hacer llegar soluciones al agricultor.
La experciencia que me dio a mí México, Centroamérica y la región de los países andinos es entender estos mercados.
¿Y el campo de México?
México tiene oportunidades enormes y tiene también una dicotomía, por un lado ves agricultores muy modernos, súper avanzados en tecnología, pero también agricultores mucho menos sofisticados que necesitan acceso a tecnología, apoyo para comercializar, financiamiento y soporte para poder insertarse en el mercado.
Esta parte del campo mexicano requiere que las empresas como Monsanto y otras, así como el gobierno y las ONG, trabajemos juntos para poder llevar soluciones para que esos sectores se puedan insertar en la economía. No podemos subestimar ni su impacto social ni el económico. Si, por ejemplo, tú resuelves el problema de la producción de maíz en una comunidad en Chiapas, que produce dos toneladas por hectárea, y le llevas un paquete tecnológico que la lleva a ocho toneladas, le cambiaste la vida a esa comunidad.
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¿Te gustaría cerrar el capítulo “Monsanto”?
Estoy mucho más emocionado por el capítulo que se va a abrir, que preocupado por el que se puede cerrar. El capítulo que se va a abrir tiene una serie de oportunidades para la agricultura que es algo que me apasiona, y estar dentro de eso como persona, como profesionista, es increíble.
¿Con qué te quedas de todo lo que has hecho en Monsanto?
Lo que me llega a la mente son las imágenes de agricultores en México, en la India o en China. Agricultores pequeños, que cuando hablas con ellos, te dicen “gracias por traerme esta técnica”. Si no estás en el campo es difícil entender el poder transformacional que tienen las tecnologías agrícolas en la vida de las personas.
Es cuando le preguntas a un agricultor que tiene menos de una hectárea qué puedes hacer para ayudarle y su respuesta es “sigue trayéndome tecnología, no dejes de traer tecnología, sigue trayendo la mejor semilla”. Eso es increíble, ese es el motor.
El dato: La unión de Bayer y Monsanto resultará en la mayor firma de semillas y pesticidas del mundo.