Una cumbia a todo volumen despertó el ánimo de decenas de vendedores del Mercado de Pulgas que se ubica en el Jardín del Arte, quienes reportan bajas ventas y poca afluencia, sobre todo este domingo.
Pocas personas echaban un vistazo a la ropa que se cuelga en los puestos cubiertos por una lona, y así, un pantalón, una blusa o un vestido son parte de este centro que no cierra a pesar de la pandemia.
"Es nuestro sustento y vivimos al día, así que tenemos que salir a vender a pesar de la situación (…) hoy no hay tanta gente como ayer, pero sí, las ventas han bajado desde la declaratoria de la pandemia, pero sí vienen y nosotros cuidamos las medidas sanitarias", indicó una vendedora que corría de un puesto a otro para ofrecer precios y mostrar la mercancía a los pocos visitantes que este domingo dieron un recorrido por este lugar.
El viento frío que acarició a la ciudad esta mañana provocó que las y los vendedores se cubrirán con abrigos, bufandas, chalecos y hasta guantes, "porque nos debemos cuidar más, ya que ahora no se sabe si es gripa, influenza o el covid, es mejor que no lo sepamos", indicó otro vendedor que trataba de pasarse hacia el sol que esa mañana poco favoreció a los vendedores de este lugar.
Los que lograban una venta olvidaron el clima de esta mañana, "ya salió el comedor, ven a checar lo del flete", indicó otra joven vendedora que ofrecía a detalle los beneficios de haber adquirido el artículo, mientras mostraba los detalles que podía embellecer al mismo.
Algunos más, colocaron juguetes de colección o de marca sobre una lona, ropa, zapatos, enseres, y productos de línea blanca, a costos de entre 50 y hasta 300 pesos.
"Todo es económico aquí, la gente puede venir a comprar calidad y precio sobre todo en estos momentos en la que la economía no está tan bien", expuso Roberto, otro vendedor que esperaba sentado la primera venta del día.
Y poco a poco llegaban los clientes, aunque guardaban su distancia y en todo momento utilizaron el cubrebocas, "y no me da miedo contagiarme, porque traigo lo necesario y aplicó las medidas sanitarias para evitarlo", expuso Ramiro Chávez, quien llegó al mercado en compañía de su hija menor de edad.
Mientras las cumbias se escuchaban, en la zona de alimentos, el señor que ofrecía los tacos sudados o la mujer que calentaba por segunda ocasión los sopes que había elaborado desde la mañana, esperaban más gente.
"Las ventas están bajas, la gente no sale, pero esperamos que más tarde se animen para venir a dar un paseo por acá", expuso la mujer.
Una familia se sentó en una de las mesas de cemento que se ubican en el lugar para degustar un atole y un tamal, aunque ninguno de sus integrantes utilizaba cubrebocas.
"Nosotros como vendedores tenemos que cumplir con las medidas sanitarias, pero a veces las personas son las que no las respetan, y solo esperamos que no se dé un contagio", indicó Laura García, vendedora de ropa usada en este lugar.
Las cumbias seguían una a una, la afluencia del Jardín del Arte era poca, pero para los vendedores de esta zona, lo importante es "tener para cubrir los gastos del día y no nos han dicho nada de tener que retirarnos, así que nosotros seguiremos trabajando", concluyó Laura.