Cuando terminé la carrera de periodismo, hace más de unos cuantos años, me dieron un certificado con el título de “Formación de la verdad”. Desde hace mucho tiempo hay una fuerte -pero para muchos desproporcionada- creencia de que los medios son el cuarto poder. Su propósito es hablar con la verdad al poder.
Podríamos empezar un debate interminable acerca de qué tan bien desempeñan los medios esa función. Podría tomarnos incluso más tiempo acordar una definición satisfactoria de lo que es la verdad. Pero durante la mayor parte de la era de la posguerra, los medios convencionales del mundo anglosajón ayudaron a darle forma al debate político mediante la creación de una narrativa nacional común.
Ahora, nos dicen, la atomización de los medios tradicionales y la propagación de las redes sociales significa que todos vivimos en nuestras propias “burbujas”. La tecnología se comió la verdad. Vivimos en un mundo posterior a la verdad en el que podemos ignorar los hechos que no nos gustan y aprovechar la narrativa personalizada que queramos.
Sin embargo, si no hay una base de acuerdo sobre la verdad, entonces es difícil llegar a conclusiones que se establezcan sobre una base democrática. Como vimos durante el debate del Brexit y durante las campañas presidenciales de Estados Unidos (EU), gran parte de la discusión política consiste en hablar del pasado de tu oponente para apelar a tu propia zona demográfica electoral que se determina por datos.
Se descarta a los expertos como fraude. Las mentiras que se pueden demostrar como tales no tienen impacto o consecuencias.
Sin embargo, la extraña paradoja de nuestra época es que la verdad -independientemente cómo se defina- nunca fue más fácil de descubrir o difundir. Los datos son omnipresentes. La vida está en un registro. Las afirmaciones y las respuestas pueden verificarse de manera instantánea. La tecnología debe ser al menos parte de la solución.
La primera prueba que respalda la esperanza de que la tecnología puede ayudar a las sociedades a recrear una verdad aceptada es Wikipedia, la enciclopedia en línea. Su misión es darle a todas las personas del planeta acceso gratuito a la suma del conocimiento humano en su propio idioma.
Wikipedia se convirtió en una parte tan importante de nuestra rutina en línea que es difícil de creer que se fundó apenas hace 15 años. Su crecimiento es notable. El colectivo de miles de wikipedistas activos sin fines de lucro creó más de 40 millones de artículos en 250 idiomas. Con 500 millones de usuarios únicos al mes, es uno de los primeros cinco sitios web del mundo con más visitas.
Sus colaboradores voluntarios mantienen un punto de vista neutral y entre ellos se ponen de acuerdo acerca de qué es lo que constituye una fuente confiable. Hay estudios académicos que encontraron que en lo general Wikipedia es tan preciso como las enciclopedias editadas profesionalmente y tiene mucho más artículos.
Si revisan las entradas en Donald Trump y Hillary Clinton encontrarán que son meticulosamente neutrales, con más de 1,200 referencias a pie de página entre ellos.
Aunque Wikipedia tiene algunos defectos evidentes: su base de colaboradores es de 85% hombres, lo que lleva a una selección de temas ligeramente sesgada, entre otras cosas. Las entradas de autores masculinos suelen ser más largas que las de los autores femeninos, por ejemplo.
Los que son suficientemente retorcidos para hacerlo pueden jugar con el sistema al envenenar las fuentes de las que depende Wikipedia. La constante reedición de algunas entradas también significa que pueden mantenerse por siempre como un trabajo en progreso: la entrada del presidente estadounidense George W Bush se editó más de 45,000 veces. La verdad en Wikipedia siempre es una materia prima maleable.
En un evento reciente de FT125, Jimmy Wales, fundador de Wikipedia, dijo que uno de los aspectos “súper fascinantes” de la comunidad es la forma como suele unir a la gente en lugar de alejarla cuando hay desacuerdos fuertes.
Por ejemplo, los wikipedistas de Ucrania y Rusia que escriben interpretaciones radicalmente diferentes sobre el conflicto entre sus dos naciones se reunieron recientemente en Kiev para entender sus puntos de vista respectivos. “Tomará un tiempo antes de que puedan llegar a una opinión de consenso, pero lo intentan”, dijo.
Wales dijo que el sitio es relativamente imparcial porque no acepta publicidad. Los wikipedistas escriben entradas de acuerdo al interés del tema en lugar de algún impulso por obtener clics. “Todos sabemos que el ADN de cualquier organización suele ser seguir el dinero”.
El modelo de Wikipedia les permite crear un “templo de la mente”, dice su fundador, pero como resultado es un “negocio terrible, realmente terrible”, que depende de las contribuciones voluntarias. ¿Otros pueden inventar plataformas más robustas?
Se dijo que solamente hay dos formas de innovación: la división de una industria y la reconstrucción de la misma. Se dividió a la industria de medios, pero Wikipedia demostró una forma diferente de reconstruir nuestra inteligencia colectiva.
La verdad está allá afuera. La pregunta más grande es: ¿queremos escucharla?