Donald Trump prometió sacudir la política comercial de Estados Unidos (EU) y a unas pocas semanas de asumir la presidencia, ha puesto nerviosos incluso a sus aliados tradicionales. Retiró a EU de la Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés), un pacto que su predecesor, Barack Obama, acordó con Japón y otras 10 economías de la región Asia-Pacífico.
Ya comenzaron las pláticas sobre cómo renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Canadá y México. La Unión Europea reconoce que sus propias negociaciones comerciales con EU se frenaron gracias a que al nuevo presidente le gustaría más negociar un acuerdo con el miembro que está por salir, el Reino Unido.
Pero el objetivo más reciente del gobierno de Trump -la Organización Mundial del Comercio (OMC)- posiblemente hace ver pequeño a todo los demás. Si las cosas salen mal, podría derrumbarse una institución que, con apenas dos décadas de antigüedad, es un pilar para el orden económico que estableció EU después de la segunda guerra mundial.
¿Qué busca Trump?
Los funcionarios entrantes comenzaron a buscar la forma de eludir el sistema de solución de disputas de la OMC, que desde que se estableció en 1995 es el medio principal para resolver las disputas comerciales entre los miembros, y, de acuerdo con sus defensores, es una fuerza primordial para evitar guerras comerciales.
En el borrador de un documento que circuló la semana pasada, los funcionarios del gobierno incluso plantearon la posibilidad de ignorar los dictámenes de la OMC que no les gustan, con el argumento de que “los ciudadanos estadounidenses solo están sujetos a las leyes y normas que hace el gobierno de EU- no a los dictámenes que hacen gobiernos extranjeros u organismos internacionales”.
Este párrafo no se incluyó en la versión final del informe en el que se presentó la agenda comercial de la administración que se envió el miércoles al Congreso. Pero el mensaje general todavía se puede resumir en: "EU en el gobierno de Trump se prepara para hacer lo que le plazca, independientemente de que les guste o no a los jueces de la OMC".
¿Por qué es importante?
EU fue una de las principales potencias que respaldaron la creación de la OMC y antes de eso, el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés), que comenzó a codificar las reglas de comercio global después de la segunda guerra mundial.
La idea de crear ese tipo de tribunal para el comercio mundial fue parte de las discusiones que se realizaron en la conferencia de Bretton Woods en 1944 que llevaron a crear el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial. Pero no fue hasta la “Ronda de Uruguay” en la década de 1990 que se creó la OMC, y el sistema de solución de disputas.
Desde que comenzó a operar la OMC en 1995, los presidentes estadounidenses se mantuvieron como sus defensores y buscaron atraer a otros países para su integración, más notablemente China en 2001. También respetaron sus decisiones.
Que el presidente estadounidense muestre desdén por la OMC no tiene precedentes. También sería un gran golpe para la institución si el miembro tal vez más importante decidiera eludirlo.
Si EU comienza a imponer aranceles punitivos a productos de países como China -como amenazó Trump durante su campaña el año pasado- probablemente violaría las reglas de la OMC y por tanto se impugnaría. Si los jueces de la OMC emitieran un dictamen en contra de EU, y Washington hiciera caso omiso, eso podría terminar con el sistema. Ya que otros países se sentirían con la libertad de hacer lo mismo.
¿Qué busca esta administración?
Las leyes estadounidenses contienen numerosas herramientas que le permiten al presidente tomar represalias en contra de otros países por prácticas comerciales desleales. Las que se utilizan más comúnmente son las que de la OMC e implican casos antidumping y contra los subsidios que presentan las industrias. Esto puede resultar en la aplicación de fuertes aranceles sobre productos específicos de países específicos que hayan incurrido en falta.
Pero el gobierno de Trump propone utilizar instrumentos más contundentes que se usan pocas veces, si es que se han usado, desde que se creó la OMC.
¿Por qué?
La primera razón tiene que ver con los dos objetivos del gobierno de Donald Trump, como lo explicó Steve Bannon, uno de los asesores más cercanos del presidente: buscar un “nacionalismo económico” y desmantelar lo que él llama “el estado administrativo”, al cual considera como una extensión de las instituciones internacionales, no de EU.
El equipo comercial entrante del gobierno de Trump está lleno de nacionalistas económicos y proteccionistas declarados, entre ellos Peter Navarro, jefe del Consejo Nacional de Comercio, y Robert Lighthizer, exfuncionario del gobierno de Reagan, quien como representante de comercio de EU será el principal abogado de comercio de la administración y en el pasado llamó a tomar un enfoque más agresivo con la OMC.
La segunda es la creciente sensación en EU -y sobre todo en industrias como la del acero a la que la competencia de China afectó mucho- de que la OMC no funciona a su favor. Existe una preocupación, en especial en algunos dictámenes previos de la OMC donde rechazó algunos de los mecanismos antidumping más agresivos de EU.
“La OMC aplica de manera selectiva sus propias reglas y permite que nuestros competidores cometan violaciones comerciales desmedidas y no lo controlan”, dijo el senador demócrata, Sherrod Brown, un crítico de largo tiempo de la política comercial de EU y quien representa al estado de Ohio que se encuentra en el rust belt (la franja industrial). “En lugar de imponer un campo de juego nivelado, la OMC ataca las leyes de EU que buscan hacer frente a la competencia ilegal... son los trabajadores estadounidenses los que pagan el precio”.
¿Qué sigue? ¿Cuándo?
El director general de la OMC, Roberto Azevedo, reconoció el miércoles de la semana pasada que “Estados Unidos tiene una gran variedad de preocupaciones de comercio, incluyendo las soluciones de las disputas que están en la OMC”, y dijo que “está listo para sentarse y discutir estas preocupaciones y muchas otras más con el equipo de comercio de EU cuando estén dispuestos a hacerlo”.
Sin embargo, algunos de los principales actores de comercio del gobierno de Trump todavía no ocupan su lugar. Wilbur Ross, el secretario de Comercio, comenzó a trabajar el martes pasado después de esperar semanas para que se diera su confirmación en el Senado. Lighthizer todavía tiene que realizar la audiencia de confirmación y los retrasos en el Senado significan que podría ocupar el cargo hasta abril o más tarde.
Un probable detonador para una lucha entre Washington y la OMC será una posible resolución en Ginebra contra EU. Un número importante de casos en los que participan EU y China están ya en el sistema. El más importante es la impugnación que presentó China por el rechazo de la Unión Europea y de EU a permitir que se les dé un trato como “economía de mercado” bajo las reglas de la OMC, que Beijing presentó en diciembre.
Los casos de la OMC toman su tiempo, y en muchos de ellos la decisión final no se dará a conocer sino hasta dentro de varios años. Pero es poco probable que el gobierno de Trump sea paciente y espere tanto tiempo. Más bien podría tomar acciones unilaterales antes de que esto ocurra. Esta semana, prometió hacer exactamente eso.