Cualquiera que haya observado cómo los banqueros tratan de dividir un fondo de bonificación, sabe que el proceso es laborioso, consume tiempo y, al final, es algo enloquecedor. Se dedican horas de la alta dirección a pelear por cantidades relativamente pequeñas y nadie sale contento.
Así que la decisión de HSBC de renovar su proceso de bonificación para el personal administrativo, que se anunció recientemente en un memorando, tiene mucho sentido.
El banco más grande de Europa por activos ahora planea limitar los pagos discrecionales al personal intermedio en las divisiones de cumplimiento, legal, tecnología de la información y otras que no se centran en el cliente.
A partir del próximo año, cada bono se va a calcular de acuerdo con las calificaciones de desempeño y de comportamiento del empleado. Los mejores trabajadores obtendrán el mayor nivel de pago, mientras que los que sean calificados con “buen desempeño” y de comportamiento “en desarrollo” obtendrán la mitad de un mes de salario y así sucesivamente, hasta las personas inconsistentes e inaceptables, quienes no obtendrán nada.
“Este nuevo programa será sencillo, más justo y más transparente”, especificó el banco en el memorando. La renovación es un esfuerzo para ahorrar tiempo de la dirección y hacer que muchos empleados de HSBC, cuyo trabajo no se traduce directamente en ingresos o utilidades, sientan menos arbitrario todo el proceso de entrega de bonos.
De cierta forma, este es el resultado natural de las duras lecciones que se aprendieron durante la crisis financiera de 2008. En ese entonces, quedó claro que una remuneración muy variable —si bien ayudaba a administrar los costos en una industria cíclica como es la bancaria— tenía una seria desventaja para las instituciones.
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Cuando los empleados de los bancos dependen más del dinero de las bonificaciones que de los sueldos para pagar los gastos comunes básicos, como las hipotecas y las matrículas escolares, tienen un incentivo para hacer todo lo posible para mejorar el desempeño a corto plazo de su empleador. Eso puede cegarlos de los riesgos a largo plazo. Se debe proteger a los empleados administrativos de ese tipo de presiones, sobre todo, los que están en funciones de control.
El cambio de HSBC hacia bonos más estandarizados se produce en un momento en el que la banca y otras industrias enfrentan el hecho de que históricamente han pagado menos a las mujeres y a las minorías.
En el Reino Unido, HSBC todavía no hace pública la diferencia salarial de género, pero varios de sus pares ya lo hicieron. Los resultados fueron tan deprimentes como uno podría esperar.
En la división de banca de inversión de Barclays, las bonificaciones de las mujeres fueron, en promedio, 78.7% menores y, en el Royal Bank of Scotland (RBS), la diferencia salarial de género promedió 64% en las bonificaciones.
El jefe de RBS, Ross McEwan, insistió en que sus números reflejaban la falta de mujeres en puestos de alto nivel, en lugar de la injusticia en el proceso de pago en sí.
Pero los estudios —incluido uno que publicaron en 2016 académicos de la Universidad de Warwick, la Cass Business School y la Universidad de Wisconsin— sugieren lo contrario. Examinaron a 4,600 trabajadores de 840 empleadores en Australia y descubrieron que las mujeres tenían la misma probabilidad de pedir un aumento que los hombres en circunstancias similares, pero las posibilidades de recibirlo era un cuarto menor.
Las personas cercanas a HSBC insisten en que la decisión del banco de cambiar sus reglas de bonificación no tiene nada que ver con sus próximos números de la brecha salarial de género. Y eso bien puede ser cierto. En el corto plazo, limitar el pago variable de los trabajos administrativos podría hacer que los números salariales de género del banco se vean peores.
Esto se debe a que los bonos de la oficina central, que son más grandes y desproporcionados, son para los banqueros de alto nivel, que en su mayoría son hombres.
Eliminar la discrecionalidad del proceso de bonificación no es solo un ahorro de tiempo para la administración, sino también va a ser un avance para una mayor igualdad.