Un ex ejecutivo de Facebook, un investigador de inteligencia artificial, un emprendedor del sector de tecnología y un científico en informática fueron las cuatro personas con influencia de OpenAI que hundieron a la startup en una crisis la semana pasada cuando despidieron a su director ejecutivo.
La abrupta decisión de los miembros de la junta directiva Adam D’Angelo, Helen Toner, Tasha McCauley e Ilya Sutskever de destituir a Sam Altman desató una dramática cadena de acontecimientos y alimentó la especulación sobre sus motivos y competencia para administrar la que se ha convertido en la startup de inteligencia artificial (IA) de más alto perfil del mundo.
A última hora del martes en California, D’Angelo era el único sobreviviente de la crisis corporativa, ya que Altman fue reintegrado por la compañía y se anunció una nueva junta, encabezada por el ex director ejecutivo de Salesforce, Bret Taylor, como presidente.
OpenAI está estructurado de manera poco convencional como una asociación entre una compañía de investigación sin fines de lucro y una subsidiaria con fines de lucro. El consejo de administración supervisa ambos, pero su mandato principal es buscar una inteligencia artificial “que sea segura y beneficie a toda la humanidad” en lugar de velar por los intereses de los inversionistas.
Todavía no queda claro cómo los cuatro llegaron a tener las llaves de la futura dirección de la compañía líder en inteligencia artificial. Ni los inversores ni el personal pudieron explicar cómo se nombró la junta directiva reducida, que tiene la mitad de tamaño que en 2021.
Entre los empleados de OpenAI, la conmoción por el dramático despido de Altman se convirtió en frustración, y el consejo no ofreció ninguna razón específica para su decisión más allá de decir que no había sido “consistentemente sincero”.
Elon Musk, el de X, que no tiene pelos en la lengua, y ex miembro de la junta directiva de OpenAI, pidió a uno de los cuatro que “dijera algo” para explicar la medida, mientras que Vinod Khosla, uno de los primeros inversionistas, dijo que la junta “entorpeció la promesa de la inteligencia artificial”, en un artículo de opinión publicado en The Information.
Algunas personas que los conocen dijeron que eran inteligentes, reflexivos y que estaban en una buena posición para cumplir su mandato. Otros señalaron su falta de experiencia corporativa y el mal manejo del anuncio.
Una persona que trabajó con D'Angelo en el sitio de preguntas y respuestas Quora que dirige como director ejecutivo dijo que era un mal comunicador y que la falta de comunicación de la junta directiva “no era una sorpresa”.
D'Angelo expresó en el pasado su preocupación por los peligros de las nuevas tecnologías. Cuando se unió a la junta directiva de OpenAI en 2018, dijo que trabajar en inteligencia artificial “con la seguridad en mente” era “importante y subestimado”.
En un escrito de 2017, mientras trabajaba en Y Combinator, que invirtió en Quora, Altman dijo que D'Angelo era “uno de los pocos nombres que la gente menciona constantemente cuando se habla de los directores ejecutivos más inteligentes de Silicon Valley”, mientras que Yishan Wong, exjefe de Reddit, dijo D'Angelo es “ridículamente racional”.
D'Angelo permanece en la compañía en la nueva junta directiva, siendo los otros miembros iniciales Taylor y el exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers.
Jeffrey Ding, investigador de IA de la Universidad George Washington, dijo que Toner, a quien conoce desde 2018, es muy perspicaz en cuanto a los riesgos y oportunidades de la inteligencia artificial generativa.
Tenía “muy buen criterio” y la “rara capacidad de hablar con ambos lados de los debates sobre la inteligencia artificial y su gobernanza”, dijo, y añadió que tenía “una mentalidad muy clara”, abierta a “nuevas ideas y receptiva a la retroalimentación”.
Toner y Ding fueron coautores de un artículo en junio en el que se dice que evitar la regulación de la inteligencia artificial porque reglas más estrictas “permitirían a China tomar la delantera” no es “un buen argumento”, resumió en X.
En mayo, Toner advirtió sobre el exceso de dependencia de los chatbots, diciendo que “todavía hay muchas cosas que no sabemos” sobre ellos, y dijo en octubre que el gobierno de EU debía “tomar medidas para proteger a los ciudadanos de los daños y riesgos de la inteligencia artificial, mientras se promueve la innovación y se captan los beneficios de la tecnología”.
Toner tuvo un enfrentamiento con Altman, según los informes, por un artículo académico del que fue coautora y que comparaba los enfoques de seguridad adoptados por OpenAI y la empresa rival Anthropic.
Se sabe menos sobre McCauley, de bajo perfil, quien, como Toner, es partidario del altruismo efectivo, un movimiento intelectual que advierte sobre los riesgos que la IA puede representar para la humanidad.
Toby Ord, que forma parte del consejo asesor del grupo de investigación del Centro para la Gobernanza de la inteligencia artificial, junto con Toner y McCauley, dijo que ambos son “muy inteligentes, reflexivos y moralmente serios, con un profundo conocimiento sobre el riesgo y la gobernanza de la IA”.
Son “precisamente el tipo de personas que uno quisiera tener en la junta directiva de una organización sin fines de lucro encargada de supervisar una filial con fines de lucro que intenta desarrollar inteligencia artificial general”, añadió.
McCauley es “una de las personas más reflexivas con las que he trabajado. Incluso durante una crisis, ella es notablemente sensata y tranquila”, dijo una persona cercana. “Me resulta muy difícil imaginarla actuando de forma precipitada o imprudente”.
Las opiniones estaban divididas sobre Sutskever. Los críticos arremetieron contra el especialista en informática por su papel en el golpe contra Altman. Otros señalaron que se enfocaba en la seguridad de la IA como jefe de un equipo dedicado a controlar la inteligencia artificial cada vez más avanzada. Esto chocó con la cultura de innovación incansable encarnada por Altman, de acuerdo con personas cercanas al asunto.
Los críticos arremetieron contra el especialista en informática por su papel en el golpe contra Altman. Otros señalaron que Sutskever se enfocaba en la seguridad de la inteligencia artificial como jefe de un equipo dedicado a controlar la inteligencia artificial cada vez más avanzada. Esto chocó con la cultura de innovación incansable encarnada por Altman, de acuerdo con personas familiarizadas con el asunto.
“Si valoras la inteligencia por encima de todas las demás cualidades humanas, lo vas a pasar mal”, escribió Sutskever en una publicación de X en octubre.
Musk escribió en X que Sutskever tenía “una buena brújula moral” y añadió que “no tomaría medidas tan drásticas a menos que lo considerara absolutamente necesario”. Más tarde, Sutskever se volvió a alinear con Altman, diciendo que “(Lamentaba) profundamente mi participación en las acciones de la junta”; sin embargo, ya no está en el consejo.
Sin embargo, ya no está en el consejo de administración, mientras que el cofundador Greg Brockman, su presidente hasta el viernes cuando renunció por la destitución de Altman, está de vuelta en la empresa. “Regresando a OpenAI y volver a programar esta noche”, escribió en X la noche del martes.
Toner coronó unos días tumultuosos con su propio epitafio como miembro de la junta directiva, escribiendo en X: “Y ahora, vamos a dormir un poco”.
