Se espera que la inflación estadunidense haya alcanzado en marzo otro máximo de 40 años. Los datos del índice de precios al consumidor, que se publicarán el jueves, pronostican un aumento de 8.4 por ciento interanual, de acuerdo con las estimaciones de Bloomberg, el ritmo más rápido desde 1981.
La tasa de crecimiento de los precios es superior al 7.9 por ciento registrado en febrero, cuando la invasión en Ucrania acababa de empezar. Desde entonces, los precios de las materias primas subieron, y el crudo Brent, la referencia internacional del petróleo, alcanzó su nivel más alto desde 2008. Aunque los precios del petróleo ya retrocedieron desde ese pico, se mantienen elevados, lo que hace que suban los precios al consumidor.
La medida de los precios al consumidor, que excluye los volátiles sectores de los alimentos y la energía, el denominado IPC básico, también se espera que aumente, pero a un ritmo mucho más lento. El IPC básico aumentó en febrero 6.4 por ciento respecto al mismo mes del año anterior. Se proyecta que el indicador suba 6.6 por ciento en marzo, lo que supone un nuevo máximo de cuatro décadas, pero el menor incremento interanual desde el verano pasado.
La diferencia entre el IPC general y el subyacente señala un problema creciente para la Reserva Federal de Estados Unidos. La inflación producida por los cuellos de botella en la cadena de suministro o las sanciones a Rusia no están bajo el control directo de la Fed; sin embargo, va a producir un número general más alto. Esto puede dar lugar a llamados para una política más agresiva.
“Creo que podemos esperar una creciente división entre el IPC general y el básico. El riesgo es que esto haga que la Reserva Federal tenga que sorprender al mercado desde un lado más agresivo para ponerse al día con los riesgos de inflación”, dijo Jim Caron, gerente de carteras de Morgan Stanley.
Indicador británico
Al igual que Estados Unidos, Reino Unido también se enfrentó en los últimos meses a un crecimiento récord de los precios. La inflación anual alcanzó un máximo de 30 años de 6.2 por ciento en febrero, antes de que la invasión de Rusia en Ucrania hiciera subir aún más los precios de la energía.
Los economistas encuestados por Reuters esperan que los datos de marzo, que se publican el miércoles, muestren que el crecimiento de los precios al consumidor se aceleró hasta e 6.7 por ciento en términos anuales, a medida que las presiones se generalizan en toda la economía. Muchos economistas esperan que la inflación se dispare aún más en abril, hasta alrededor de 8 por ciento, después de que el regulador de la energía autorizara un tope más alto en los precios.
Silvia Dall’Angelo, economista de Federated Hermes International, dijo: “De cara al futuro, la inflación general va a seguir subiendo, principalmente como reflejo del gran aumento de los precios internacionales del petróleo, el gran ajuste de los precios de los servicios públicos en abril y octubre y, en general, el impacto de los altos precios de las materias primas”.
Se espera que el límite sobre las facturas de energía aumente 40 por ciento más en octubre, lo que incrementará la presión inflacionaria. La Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR, por su sigla en inglés), el regulador fiscal de Reino Unido, prevé que el crecimiento de los precios al consumidor alcance un máximo cercano a 9 por ciento en el cuarto trimestre de este año, el doble de su anterior previsión y la mayor tasa de inflación en alrededor de 40 años.
La OBR afirmó que el aumento de los precios se debe en gran medida al aumento de los costos de la energía, pero “el exceso de demanda en la economía nacional significa que esperamos que gran parte de estos incrementos de los costos se trasladen a los precios al consumidor y se compensen en parte con un mayor crecimiento de los salarios nominales”. Esto puede significar un periodo de inflación elevada más prolongado de lo que ya se esperaba.
Banco Central Europeo
El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) se reunirá el jueves en Fráncfort y sus miembros se verán arrastrados por dos direcciones opuestas sobre la política monetaria de la eurozona.
Los funcionarios de “línea dura” argumentan que el aumento de la inflación en la eurozona, que alcanzó un récord de 7.5 por ciento en marzo, significa que deben acelerar los planes del BCE de poner fin a la compra de bonos y subir rápido las tasas de interés por primera vez en más de una década.
Sin embargo, un grupo de miembros del consejo se opone a esta medida, afirmando que un aumento de las tasas de interés llegará en el peor momento para la economía de la eurozona, que ya se enfrenta a una recesión debido a la invasión en Ucrania, en especial si el suministro de gas ruso a Europa se interrumpe repentinamente a causa del conflicto.
“La inminente estanflación en la eurozona le complicó la vida al BCE”, dijo Carsten Brzeski, jefe de investigación macro de ING. “Una inflación más alta durante más tiempo y unas perspectivas de crecimiento muy inciertas no solo a corto sino también a más largo plazo agudizarán la actual controversia entre los (responsables de la formulación de políticas) del BCE”.
Las declaraciones contradictorias de los funcionarios del BCE de la semana pasada pusieron de manifiesto la diferencia de opiniones en la cúpula del banco central. El presidente del banco central alemán, Joachim Nagel, afirmó que el aumento de la inflación “nos preocupa a todos” y predijo que “los ahorradores pueden volver a esperar tasas de interés más altas”.
Horas antes, Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, dijo que la mayor parte de las presiones sobre los precios procedían de los mercados de energía y de otros factores ajenos al control del banco central, por lo que éste “tiene que suprimir masivamente la demanda interna para reducir la inflación”.
Los analistas esperan que el BCE mantenga sus planes de poner fin a las compras de bonos en el tercer trimestre y diga que mantendrá abiertas sus opciones para acelerar o desacelerar el retiro de los estímulos, dependiendo de cómo responda la economía en los próximos meses.