¿Cuál es el mejor lenguaje para entender los acontecimientos del mundo? ¿Es económico? ¿Político? ¿Cultural? Empiezo a pensar que podría ser psicológico.
Los psicólogos suelen dividir el mundo en dos tipos de personalidades: los paranoicos y los depresivos. Al igual que las personas pueden inclinarse hacia cualquiera de esos dos polos, también pueden hacerlo los Estados nacionales.
Los recientes acontecimientos también pueden verse a través de una lente psicológica. En su reciente libro Conflicto accidental, Stephen Roach, exdirector de Morgan Stanley Asia, aplica una perspectiva psicológica a las crecientes fricciones entre China y Estados Unidos (EU). Esto culminó con la cancelación del viaje a Beijing del Secretario de Estado de EU, Antony Blinken, después de que se descubrió un globo chino flotando sobre el espacio aéreo estadunidense.
Roach compara esta reacción con la de una pareja insegura en plena fase conflictiva de codependencia. La pareja, en este caso China y EU, se necesitan mutuamente por razones que no les gusta expresar. La economía estadunidense está preocupada por los objetivos de desarrollo de China, que implican utilizar su propio excedente de ahorro de forma que pueda alejar los capitales del dólar. Mientras tanto, “China, carente de su propio apoyo interno al crecimiento impulsado por el consumo”, se siente amenazada por los aranceles estadunidenses.
El problema de esta codependencia económica, dice Roach, es que es intrínsecamente reactiva. El globo de China desencadena una respuesta diplomática de Blinken que recuerda a las acciones de la guerra fría en 1960, cuando la URSS derribó el avión espía U-2. “Eso dio paso a la frase más peligrosa de la primera guerra fría, que culminó en la crisis de los misiles de Cuba”, dice. “No hay confianza en una codependencia en conflicto”.
Entonces, ¿Cómo pueden evitar un desenlace tan desastroso? Los responsables políticos estadunidenses tienen que admitir que EU debe empezar a vivir dentro de sus posibilidades, ahorrar más y utilizar esos ahorros para financiar las cosas que alimentan el crecimiento real en lugar del tipo financiero.
China, por su parte, tiene que enfrentarse con el cómo y el por qué ha perdido la confianza del mundo. No hace falta un globo para darse cuenta de que no es culpa de Estados Unidos.

SGS