Uri Levine podría, si quisiera, hacer otra cosa, o de hecho muchas cosas. El empresario israelí es cofundador de Waze, la aplicación móvil de tráfico y mapas que alteró el negocio de navegación integrada en los autos y que ahora tiene más de 50 millones de usuarios. Él y otros accionistas vendieron la compañía a Google por 1,100 millones de dólares (mdd) en 2013, una de las “salidas” de alta tecnología más grandes del país.
Levine no dice cuánto ganó, pero Globes, la publicación de negocios israelí, estimó que su participación era de 3% y que se embolsó 38 mdd. Es seguro decir que el acuerdo lo hizo muy rico. Sin embargo, en lugar de buscar un retiro anticipado y dedicarse a sus aficiones -es ciclista y esquiador- Levine forma parte de otras seis startups, y todas tienen en común ahorrar tiempo y dinero a los consumidores.
“Hacer el bien a la gente es lo único que me importa”, dijo Levine a FT en la oficina de Feex en Herzliya, la nueva empresa. Y “bien” quiere decir: “ahorrar dinero, dar poder, hacer que las cosas que no eran accesibles lo sean”.
Levine forma parte de una nueva generación de empresarios israelíes que se quedan en sus empresas startuppor más tiempo y las llevan hasta una valoración de más de 1,000 mdd, conocidas por los inversionistas como unicornios. Si venden, reinvierten cada vez más su conocimiento y experiencia, su dinero en nuevas empresas, y se convierten en emprendedores seriales.
Feex busca devolverle a los consumidores parte del dinero que los gestores de inversión les cobran por su jubilación y otros fondos. Solo en EU, estos cobros suman cerca de 600,000 mdd al año. Feex asesora a los usuarios para cambiar sus inversiones a instrumentos con menores honorarios.
Las otras empresas de Levine siguen un tema similar: Roomer, permite a la gente vender y comprar reservaciones de hotel no reembolsables. FairFly permite volver a reservar boletos de avión a menores costos si la tarifa cae después de su reservación original. Engie permite a los clientes usar un smartphone para diagnosticar lo que le falla al auto, después se retroalimenta con lo que dicen los mecánicos y quita misterio y opacidad a las reparaciones.
Levine forma parte del consejo de Moovit, empresa que quiere hacer para el transporte público lo que Waze hizo para los coches.
“La misión es resolver grandes problemas para los consumidores. En muchos casos, son cosas con las que me topé accidentalmente”.
Levine mantiene un perfil bajo. Alquila un departamento en Kfar Saba, cerca de Tel Aviv, va en bicicleta a casi todos lados; para viajes más largos, conduce su Alfa Romeo Giulietta o el Renault Clio de sus hijos. “No creo en gastar más de lo que ganas”, dice.
Si bien es frugal en sus hábitos personales, Levine tiene grandes ambiciones para las nuevas compañías donde es presidente o miembro del consejo. Algunas seguirán como pequeñas startups en sus primeros años, pero pueden convertirse en unicornios y algún día las van a comprar en 1,000 mdd o más. “Todavía no acabo con las revoluciones que quiero empezar, hay tantas”.