Con lo que parece el final de la carrera en Hollywood del productor Harvey Weinstein debido a su despido, las perspectivas futuras para la compañía, que fundó con su hermano Bob, ahora están bajo el escrutinio.
Antes de que lo acusaran de acosar sexualmente a mujeres por décadas, Weinstein era más conocido por revolucionar el cine independiente gracias a un enfoque sin ataduras a la producción y distribución de películas que van desde Sexo, mentiras y video hasta El paciente inglés y, el año pasado, la contendiente al premio Oscar, Un camino a casa.
“Las relaciones personales hacen una gran diferencia en Hollywood para asegurar los derechos de proyectos y después su desarrollo, producción y empaquetado”, dice Brian Wieser, analista de Pivotal Research. “Cuando se va una persona que tiene un número importante de ese tipo de relaciones, puede perjudicar a la compañía”. Weinstein tenía lazos estrechos con la élite de Hollywood, y disfrutó de la lealtad de aquellas personas a las que ayudó en sus carreras.
Dame Judi Dench reveló un tatuaje falso en su trasero en el que se podía leer “JD ama a HW”, para agradecer a Weinstein agradables papeles en Su Majestad, Mrs. Brown; Chocolat; Iris, y Shakespeare apasionado, y dijo que “si bien no hay duda de que Harvey Weinstein me ayudó y defendió mi carrera cinematográfica en los últimos 20 años, no tenía conocimiento de estas cuestiones que son, por supuesto, horribles, y ofrezco mi compasión a aquellos que las sufrieron, y mi apoyo incondicional a los que hablaron”.
La tarea de reparar, mantener y desarrollar relaciones vitales ahora recae en Bob Weinstein y David Glasser, el presidente y director operativo de la compañía. En la persona de Glasser el estudio tiene un ejecutivo con los conocimientos y conexiones de su antiguo jefe.
Pero restaurar la gloria de la compañía no va a ser una tarea fácil. “Esta es una compañía que se construyó casi en su totalidad ganando premios Oscar... sin eso es solamente otra productora de películas en problemas”, dijo Janice Min, estratega de medios de Eldridge Industries y exeditora de The Hollywood Reporter.
El dominio de los Weinstein en las películas independientes se reemplazó por los bolsillos ricos de Amazon y Netflix, que se convirtieron en compradores clave en los festivales, entre ellos Sundance, donde Weinstein fue alguna vez el rey supremo.
La falta de éxitos recientes también lastimó las finanzas del grupo de propiedad privada que cuenta con WPP, la firma de mercadotecnia más grande del mundo, así como con Goldman Sachs y Fidelity, entre sus inversionistas. “Tuvieron muchos problemas financieros, y creo que esto tal vez puede ser el motivo por el cual algunas personas se animaron a hablar en contra de Harvey”, dijo Min.
The Weinstein Company estrenó seis películas y obtuvo una taquilla en Estados Unidos de 122.6 mdd en lo que va del año, de acuerdo con Box Office Mojo. Su desempeño más exitoso fue en 2013, cuando recaudó en el mercado doméstico 463 millones de dólares (mdd), encabezados por los 116 mdd que logró El Mayordomo, que contó con la participación de Oprah Winfrey.
“No hay Weinstein Company sin Harvey. Así que van a tener que cambiar el nombre y definir un camino claro hacia adelante o cerrar la tienda”, dijo Chris Allieri, fundador de Mulberry & Astor, una consultora de relaciones públicas.
Los hermanos Weinstein fundaron Miramax en 1979. Comenzaron su carrera en el mundo del entretenimiento como promotores de rock en Buffalo, pero se diversificaron a las películas con The Secret Policeman’s Ball, un concierto grabado en beneficio de Amnistía Internacional. Sacudirían el cine independiente con una serie de éxitos en la década de 1980 y 1990, demostrando que las películas de nicho podrían ser un éxito comercial.
Walt Disney adquirió Miramax en 1993 por 60 mdd. Pero aunque los elogios siguieron llegando —la ganadora del Oscar, Shakespeare apasionado, se encuentra entre las películas que estrenaron después del acuerdo con Disney— a los hermanos les fastidiaron las restricciones de Disney. Tuvieron un enfrentamiento con Michael Eisner, entonces director ejecutivo de la firma de entretenimiento, cuando estrenaron el documental de Michael Moore de 2004 sobre la guerra de Irak, Fahrenheit 9/11. Los Weinstein salieron de Disney un año después, lanzaron The Weinstein Company con 1,000 mdd que recaudó Goldman Sachs.
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Fue un difícil regreso a la independencia. Tomaron puestos directivos de otras compañías y jugaron en el sector editorial y otras empresas. Weinstein descuidó su mayor talento: encontrar y distribuir películas. En sus primeros tres años, The Weinstein Company batalló para lograr un éxito, el dinero se acababa y en Hollywood abundaban los rumores de que Weinstein estaba acabado. “Llegó al punto en el que ya no quería hacerlo más, no de la misma forma”, dijo a Financial Times.
Disney vendió Miramax en 2010. The Weinstein Company se encontró entre los postores pero los vencieron con una oferta de 600 mdd de Colony Capital de Tom Barack y Qatar Holding. Finalmente vendieron Miramax a BeIN Media Group, la cadena emisora de Qatar.
Con Weinstein fuera de cuadro y cuatro miembros de la junta directiva de la firma Weinstein fuera de la película ya que presentaron su renuncia, ahora le toca a otros guiar el próximo acto del estudio.