JOSÉ ANTONIO FERNÁNDEZ CARBAJAL
PRESIDENTE EJECUTIVO DEL CONSEJO DE ADMINISTRACIÓN DE FEMSA
¿Cuál es el legado de Don Eugenio Garza Lagüera en FEMSA?
Don Eugenio Garza Lagüera fue un empresario ejemplar que, con visión estratégica, temple y entereza ante la adversidad, tuvo el talento de transformar una compañía cervecera mexicana, reconocida mundialmente, en una empresa global, con actividades en distintos negocios. Para comprender su legado en la formación de una de las empresas embotelladoras más importantes de América Latina, hay que recordar el contexto político y económico que vivía el país.
El dato.1982 fue el año
en el que VISA se diversificó
1969, en medio de un entorno nacional complejo, derivado de las políticas populistas del gobierno de Luis Echeverría, que consistían en una mayor participación del Estado en la economía, la regulación de precios, la política salarial con orientación política, el manejo indisciplinado de las finanzas públicas, que generaron un terrible aumento del déficit fiscal y de la deuda pública.
Esto tuvo efectos desastrosos: la inflación, que había estado controlada durante muchos años, llegó por primera vez a dos dígitos en 1973, la economía entró en recesión y en 1976 ocurrió una devaluación de más de 100%, que profundizó la crisis económica.
Este manejo político de la economía estuvo acompañado de una gran hostilidad por parte del gobierno hacia el sector privado. De manera totalmente injusta, el régimen intentaba culpar a los empresarios de sus propios errores y fracasos. Esa beligerancia llevó a un clima de encono social, agravado por el surgimiento de grupos guerrilleros que perpetraron asaltos, raptos, asesinatos y hasta secuestros de aviones de la aerolínea Mexicana de Aviación.
En septiembre de 1973, en este clima de tensión, una célula de la guerrilla intentó secuestrar y finalmente asesinó, a Don Eugenio Garza Sada. Además de hacer frente a esa pérdida familiar ocurrida en forma tan dramática, y en circunstancias sospechosas, a Don Eugenio Garza Lagüera le tocó administrar una decisión familiar y negociar la separación de la empresa en dos grandes grupos: ALFA y la nueva VISA, todo esto en 1974.
Desde entonces y hasta 1982, apostándole al país, VISA emprendió una estrategia de diversificación endeudándose de manera agresiva, lo que resultó en un rápido crecimiento. Sin embargo, la irresponsabilidad del gobierno de López Portillo, que condujo a nuevas devaluaciones, sobre todo, la de 1982, cuando además se estableció el control de cambios, dejó a la empresa al borde de la quiebra.
"Estamos convencidos que empresas responsables como FEMSA le hacen mucho bien a México”
José Antonio Fernández Carbajal
Presidente ejecutivo del Consejo de Administración de FEMSA.
Por último, en ese año, con la expropiación bancaria, el gobierno le quitó el segundo brazo más importante que tenía VISA: Banca Serfín, entonces el tercer banco más grande de México.
Cabe subrayar que estos dos sexenios de irresponsabilidad económica y financiera en nuestro país, causaron mucho retraso y daño a los mexicanos, quienes perdieron su nivel de ingreso y, en muchos casos, sus empleos
Con tenacidad, y siempre con optimismo, Don Eugenio encabezó a partir de entonces el esfuerzo de recuperación de la compañía, que él mismo basó en cuatro pilares fundamentales:
• Desinvertir negocios y pagar deudas. Don Eugenio lo hizo dando la cara siempre, sobre todo, ante los acreedores, poniendo gran ejemplo en los empresarios. Esto generó una gran confianza en la compañía, pues dejaba en alto el nombre de VISA, ahora FEMSA, y el de él mismo.
• VISA se volvió una empresa pública, esto significó empezar a institucionalizarse, mejorar el gobierno corporativo con comités bien establecidos y consejeros independientes. Esto fue una estrategia visionaria que años después se convertiría en ley para todas las empresas públicas. Además, siendo conscientes de que cotizar en la Bolsa Mexicana de Valores desde 1978 obligaría a la empresa a tener una administración que generara confianza en los mercados internacionales, lograron captar recursos de los inversionistas de todo el mundo.
• Centrarse en tener el mejor recurso humano. Considero que esta fue su gran obsesión. Hubo un gran énfasis en seleccionar, contratar, formar, emplear y retener a los colaboradores de la organización para enfrentar los grandes retos, tanto internos como externos, y así permanecer en constante cambio y evolución con miras de crecimiento.
• Concentrarse en la operación de los negocios. Don Eugenio y su equipo fueron dibujando el futuro del grupo que somos hoy.
A finales de los 80 y hasta mediados de los 90, Don Eugenio y sus socios tuvieron que enfrentar otros desafíos. Estaban frente a una situación económica complicada dados los altos índices de inflación que heredó el presidente Miguel de la Madrid, a quien le tocó ser el que inició la disciplina financiera y fiscal de México, después de dos terribles sexenios previos.
“Teníamos una comunicación permanente. Le agradeceré siempre que se tomó el tiempo y tuvo la generosidad para darme consejos, guiarme y orientarme”
José Antonio Fernández Carbajal
Presidente ejecutivo del Consejo de Administración de FEMSA
En 1994, las finanzas se sanearon lo suficiente, lo que le permitió a Don Eugenio reunir a un grupo grande de inversionistas de todo México para ir por un banco, Bancomer, el cual se adquirió dentro del proceso de reprivatización del sistema bancario durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Parte de la inversión se logró gracias a un dividendo extraordinario que FEMSA tuvo que darle a los accionistas para que ellos invirtieran en la compra de este banco.
Después, con la crisis de 1995 y con las nuevas deudas adquiridas en FEMSA para la adquisición del banco, hubo que tomar de nuevo decisiones difíciles para asegurar la viabilidad y el crecimiento de FEMSA: vendimos una parte minoritaria de la cervecería a Labatt y una porción de Coca-Cola FEMSA para ir gradualmente reduciendo las deudas.
Lo valioso de todo esto es que hemos aprendido sobre la prudencia financiera y desde entonces la aplicamos, siendo este uno de los mayores lineamientos que Don Eugenio nos heredó.
A finales de los 90 se estableció FEMSA Logística, para aprovechar nuestras capacidades en materia de transporte.
Gracias al legado de Don Eugenio, podemos decir que ahora gozamos de una situación financiera sana. Nos posicionamos como una empresa confiable, con la que nuestros colaboradores, inversionistas, acreedores, clientes y proveedores, siempre buscan tener algún tipo de sociedad.
Nuestros accionistas se sienten satisfechos por lo que han recibido en generación de valor. También mantenemos muy buenas relaciones en las comunidades donde operamos y también con el gobierno, cumpliendo cabalmente nuestras obligaciones fiscales y como ciudadanos corporativos.
Estamos convencidos que empresas responsables como FEMSA le hacen mucho bien a México.

¿Cuál de sus aportaciones fue la piedra angular para el éxito actual?
Reconozco el temple y serenidad de Don Eugenio ante las terribles adversidades que sufrió en su entorno familiar y en el campo de los negocios. Fue un hombre inteligente, con una gran ética empresarial y una gran intuición para los negocios que le permitieron superar todas las pruebas.
Su visión estratégica nos permitió sortear los grandes desafíos y tomar siempre el rumbo de generación de valor.
Pero la piedra angular para el éxito de Don Eugenio fue su capacidad de generar confianza, lo que yo llamo el capital reputacional. Eso le permitió atraer el capital económico de inversionistas que lo apoyaron en sus decisiones. Tuvo la lealtad de sus colaboradores y confianza de los acreedores que le permitieron obtener créditos históricamente altos.
Otra de sus grandes cualidades era que tenía gran intuición y humildad para rodearse del mejor equipo. Siguiendo el ejemplo de su padre, consideraba que el más valioso activo de la organización eran las personas. Siempre se preocupó por tener al mejor equipo humano, lo que le permitió administrar las finanzas de la compañía, salir de las crisis y, sobre todo, devolverle al grupo el rumbo para su crecimiento.
¿Cuáles aportaciones de Don Eugenio siguen vigentes en FEMSA?
La visión de muy largo plazo, además de tener una sencillez impresionante. Siempre veía hacia el futuro, adelantándose a todos los demás. Ponía especial cuidado para lograr muy buenos acuerdos en cada negociación.
Por otro lado, le era crucial mantener el legado, los valores y la cultura de la compañía que hasta hoy se respira y se vive completamente. Siempre estuvo muy atento al desempeño de SCyF, la Sociedad Cuauhtémoc y FAMOSA, establecida en 1918 para dar servicios y seguridad social a los trabajadores. De manera particular, se interesaba en el buen funcionamiento de la clínica de esta sociedad.
Procuró siempre tener una muy buena relación con los trabajadores y con los sindicatos. Su mayor preocupación, en las crisis financieras de México, era proteger las fuentes de trabajo de quienes confiaban en él como capitán del barco y se preocupaba siempre por el bienestar de todos los colaboradores de la compañía y el de sus familias.
¿Cuál fue el principal reto de José Antonio Fernández al tomar las riendas de FEMSA?
Llegué a FEMSA en 1987 y tuve el honor de que me otorgara su confianza para tomar la dirección general en 1995, un año muy complicado por la situación económica y política de México.
Como decía antes, la crisis financiera de 1994, año en el que también ocurrieron acontecimientos como los asesinatos del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio y del político José Francisco Ruiz Massieu, el levantamiento zapatista y la entrada en vigor del TLC, generó grandes dificultades a la empresa al reducirse la capacidad adquisitiva de la población; el peso se devaluó 100% ante el dólar y, obviamente, nuestra deuda creció.
No obstante, tuvimos a favor varias cosas que nos permitieron seguir creciendo: nuestro nivel de pasivos se encontraba en buenos niveles y, como siempre ha ocurrido en la compañía, los directivos y los colaboradores cerraron filas y su reciedumbre nos hizo salir adelante. Además, el TLC nos obligó a hacernos mucho más competitivos mundialmente.

Fue Don Eugenio quien encabezó cada uno de estos esfuerzos. Incluyendo el listar nuestras acciones en el New York Stock Exchange, NYSE en 1998. La realidad es que siempre nos dividimos el trabajo haciendo muy buen equipo. Él se encargaba de lo público, es decir de la relación con interlocutores clave como los socios principales, inversionistas, el gobierno. Era una tarea que por la situación tan difícil por la que pasaba el país era fundamental. A mí me tocaba, básicamente, la operación interna.
Además, hay que recalcar que en esos tiempos él seguía presidiendo el Tec de Monterrey, impulsando la educación en México. Estaba convencido que el mejor camino para que nuestro país saliera adelante era a través de una educación de calidad.
Le reconozco este compromiso de mejorar su comunidad, siempre promoviendo la educación, la cultura y el cuidado del medio ambiente.
Teníamos una comunicación permanente. Le agradeceré siempre que se tomó el tiempo y tuvo la generosidad para darme consejos, guiarme y orientarme. Lo hacía de manera sutil, sin dar órdenes, pero con firmeza. Lo admiro mucho por su inteligencia, por su intuición y su ética empresarial. Por saber perdonar, olvidar y seguir adelante sin ataduras.
Lo admiro por su valentía para enfrentar, dar la cara ante todas las adversidades y la ecuanimidad que mostró frente a los riesgos. Nunca he visto a alguien capotear tantas tormentas de buena manera como lo hacía él.
La piedra angular de Don Eugenio
fue su capacidad de generar confianza.
Don Eugenio tenía un gran amor por México y particularmente por Monterrey. Fue un ferviente defensor de la libertad. Una de las formas de expresarla era a través de la posibilidad de hacer empresa en un sistema de libre mercado.
En ese sentido, estaba convencido de que el Estado no tenía que intervenir en los asuntos económicos del país y que la industria es el motor de mejores condiciones de vida para los mexicanos.
Así que, de verdad, todo lo que ha logrado FEMSA en los últimos años no podría entenderse sin el compromiso, el temple y la pasión que como gran ser humano y empresario integral tuvo Don Eugenio Garza Lagüera.
Sin duda, nos dejó la vara muy alta, pero es un ejemplo maravilloso que nos debe inspirar a todos en FEMSA a continuar con su legado.