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De uno en uno ayudamos al planeta

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Los movimientos para ayudar al planeta a reducir la huella de carbono son cada vez más populares, gracias a la visión de activistas como Sylvia Earle.

Cuando Sylvia Earle era una niña, el Golfo de México era su jardín. Sus padres fomentaron su amor por las actividades al aire libre y siempre le enseñaron a dejar un lugar en mejores condiciones que cuando llegó. 

Tres décadas después, fue la primera persona en caminar sobre el fondo del océano a una profundidad de más de 400 metros, y más tarde fue la primera científica en jefe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EU. Como oceanógrafa, se convirtió en una importante figura del movimiento ecologista y una de las defensoras más firmes en el mundo. 

Sin embargo, no todo el mundo puede ser un ambientalista de tiempo completo o un famoso oceanógrafo. La pregunta sobre qué puede hacer una persona común para ayudar al medio ambiente se ha vuelto cada vez más difícil. A muchas personas les gustaría dejar el mundo en una condición mejor que como lo encontraron, pero en una época de olas de calor, incendios forestales y aumento de las emisiones de carbono, la tarea parece abrumadora. 

Aunque Earle cree que hay espacio para tener esperanza. “Lo más importante es el conocimiento”, dice. “Todos tenemos la oportunidad de contar con el conocimiento para cambiar las cosas”

Ella pone como ejemplo el reciente enfoque en los plásticos y la creciente conciencia de cómo contribuyen a la acumulación de toxinas en el océano. “Ahora que sabemos que tenemos un problema, hay una gran oportunidad de pelear para resolverlo”.

La razón por la que los movimientos contra los plásticos son tan populares es porque presenta algo concreto, un aspecto de la vida diaria donde la acción individual puede tener un resultado inmediato y satisfactorio. 

Ese no es el caso para otros aspectos de la protección del medio ambiente, particularmente el cambio climático, donde puede ser desconcertante decidir qué acciones individuales harán la mayor diferencia. 

Si bien, la ciencia del clima progresó, y más de 170 países firmaron el Acuerdo de París para limitar el calentamiento global, las emisiones de carbono aumentaron el año pasado. Para las personas que buscan reducir sus propias emisiones, eso puede parecer un hecho desalentador.

Mike Berners-Lee, autor de How Bad Are Bananas?: The Carbon Footprint of Everything, explica en su libro que medir nuestras huellas personales de carbono es complejo, casi imposible, pero dice que la acción individual puede marcar la diferencia. 

“Ninguno de nosotros somos santos, todos tenemos concesiones y compromisos que enfrentar, y se trata de elegir sus batallas”, dice y añade “todos tienen una huella de carbono diferente, por lo que la cuestión es qué debe elegir cada uno. Y también se trata de comprender a lo que estás apegado”. 

Para las personas que viajan mucho en avión, sus vuelos a menudo son una gran fuente de emisiones, que, a su vez, son las más difíciles de mitigar. Comprar compensaciones de carbono o volar menos puede ayudar por ahora, pero es probable que pasen décadas antes de que sea posible viajar por aire a larga distancia utilizando combustibles con cero emisiones de carbono.

La comida con la que nos alimentamos y las cosas que compramos también son una gran fuente de emisiones. Reducir la compra y el consumo de carne roja son dos de las formas más directas de reducir las huellas de carbono individuales. La conclusión de la investigación más reciente del profesor Berners-Lee es que si las tendencias de consumo de alimentos continúan en su trayectoria actual, la tierra va a necesitar producir 119% más alimentos en 2050. 

“No tiene que hacerse de un día para otro, ninguno de nosotros tiene que volverse vegetariano o vegano… pero tenemos que tomar un rumbo diferente en las próximas décadas”, agrega el académico, quien es hermano del inventor de la World Wide Web, sir Tim Berners-Lee. La calefacción del hogar y los viajes en automóvil son otras áreas donde las personas pueden tener un impacto directo. 

La calefacción y la refrigeración pueden ser eficientes con un mejor aislamiento y diseño. Evitar los viajes en automóvil, así como optar por un vehículo compartido o uno eléctrico cuando sea posible, también pueden reducir las emisiones. 

“Parte de esto es lo que hacemos con nuestra propia huella de carbono, y la otra parte es el efecto dominó que se desprende de nuestras acciones”, dice el profesor Berners-Lee. “Cómo ejerces tu influencia sistémica de todas esas formas: qué haces en el trabajo, cómo votas, etcétera”. 

Incluso los esfuerzos individuales más ambiciosos de reducción de carbono tienen un límite para sus logros, debido a los sistemas de energía que ya existen en el mundo. 

“En lo que realmente tenemos que pensar es en cómo podemos crear las condiciones para que, como especie, como planeta y como sociedad global, podamos administrar esas emisiones a la baja. No se puede evitar la necesidad de algún tipo de respuesta global coordinada”, concluye el profesor Berners-Lee.




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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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