México y Estados Unidos (EU) están en la antesala de un nuevo capítulo de su relación comercial, que pondrá fin al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con Canadá, el cual opera desde 1994 y factura, actualmente, 2,000 millones de dólares (mdd) diarios, en promedio en los tres países.
Después de más de un año de negociaciones, el 27 de agosto, el equipo negociador mexicano, liderado por el secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, y el de EU, comandado por el representante comercial, Robert Lighthizer, sellaron un acuerdo de entendimiento, que será analizado en los siguientes dos meses por el Congreso estadounidense para, eventualmente, ser aprobado y firmado a finales de noviembre.
Tras el acuerdo entre México y EU, Canadá se sumó a las negociaciones. Sin embargo, el país de la hoja de maple no logró finiquitar un acuerdo con el equipo estadounidense y prolongar la vida del TLCAN. No obstante, no se descarta que más adelante se integre y reviva con sus socios el acuerdo trilateral, considerado uno de los más exitosos y rentables en el mundo.
Durante la negociación entre EU y México, fueron 30 los capítulos que se pusieron sobre la mesa, pero son cuatro los que se ganaron a pulso el calificativo de “píldoras venenosas”: las reglas de origen en el sector automotriz, que pretendía aumentar el contenido regional; Capítulo 19 de resolución de controversias; la cláusula sunset o de caducidad, que buscaba la muerte súbita del convenio trilateral cada cinco años, y el de temporalidad agrícola, que pretendía poner barreras a la exportación de algunos productos en ciertas temporadas.
De acuerdo con analistas, México ganó en la cláusula sunset y en el sector agrícola, pero salió menos favorecido en reglas de origen automotriz, mientras que en el Capítulo 19 se mantiene un sesgo “neutral”, porque dependerá de lo que decida Canadá más adelante.
Factor adverso
En reglas de origen automotriz, México y EU acordaron que el contenido regional de esta industria aumente de 62.5 a 75%; el resto de los insumos se puede adquirir en cualquier parte del mundo. Las empresas que no cumplan con esta norma pagarán un arancel de 2.5%, bajo el estatuto de Nación Más Favorecida (NMF) que marca la Organización Mundial de Comercio (OMC). Actualmente, solo 10% del comercio regional del complejo automotriz paga la tarifa de NMF, de acuerdo con Sergio Luna, analista de Citibanamex.
Según la Administración Nacional de Seguridad en el Tráfico de Carreteras (NHTSA, por sus siglas en inglés), solo hay tres autos que se fabrican en México que están exentos de ese arancel de 2.5%: Versa Sedan, de Nissan Motor; el SQ5, de Audi AG, y el Fiat 500, de Fiat Chrysler.
Sin embargo, con las modificaciones, tendrán que pagar el impuesto, porque no cumplen con 75% de contenido que se acordó. De estos tres autos, el más destacado en EU es el Versa Sedan, que en 2017 comercializó 106,772 unidades, conforme a los datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), además, la marca ocupó la posición 19 en el ranking de los más vendidos.
En el caso del Audi Q5, se vendieron 57,640 vehículos, por lo que no figura en el top 30, mientras que el Fiat 500 apenas alcanzó 12,685 unidades vendidas en territorio estadounidense.
Cabe destacar que el principal mercado de estos tres modelos que se fabrican en México no es EU. Nissan, que tiene fábricas en Aguascalientes y Cuernavaca, destina su producción de vehículos Versa principalmente al mercado interno; el Audi Q5, el cual es ensamblado en Puebla, se exporta a todo el mundo, mientras que el Fiat 500 reduce su producción en su planta de Toluca, en el Estado de México, a favor de la fabricación del Jeep Compass.
En definitiva, el aumento del contenido regional apenas afectará a la industria automotriz que opera en México. El secretario de Economía afirmó que, en México, 70% de las exportaciones puede cumplir con la nueva condicionante de forma inicial, las cuales tendrán un arancel de libre comercio a tasa cero, sin ningún tipo de limitación. “Para las compañías que les va a tomar más tiempo adaptarse a la nueva circunstancia, el escenario de incertidumbre era sobre qué va a pasar con la tasa de NMV.
El acuerdo contempla una garantía para esas empresas (…), que podrán exportar de manera ilimitada a la NMF de 2.5%”, comentó el funcionario en la conferencia de prensa que dio el 27 de agosto, en Washington. “Estas condiciones tendrán un impacto negativo en las exportaciones manufactureras, ya que se estima que del total de las exportaciones automotrices que se dirigen a EU, aproximadamente 32% no podrá cumplir con las reglas de origen”, consideró la calificadora HR Ratings en un reporte.
Otro punto importante que acordaron México y EU dentro del sector automotriz fue la creación de una zona de altos salarios (16 dólares por hora) para fabricar entre 40 y 45% de un vehículo, dependiendo de su modelo.
Ello implica que, por el momento, México solo puede acceder de 55 a 60% de la producción de un automóvil, ya que el salario promedio por hora pagado en la industria nacional es de 3.2 dólares, según Monex, mientras que EU sí cumple con ese nivel. Por ello, esta medida favorecería directamente a las maquiladoras canadienses —en caso de firmar el acuerdo— y estadounidenses, mientras que México perdería su ventaja competitiva y la razón por lo que la inversión extranjera se ha establecido en el país, consideró el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados.
Este aspecto salarial afectará “sobre todo” a los fabricantes de autopartes. Mientras no suban los salarios, solo podrán aspirar a ese 60% del contenido regional que no está ligado al componente salarial. “No hay cómo endulzarlo: los cambios delineados en el acuerdo entre EU y México afectarán la competitividad del complejo automovilístico regional”, asegura Luna, de CitiBanamex.
Otro impacto que ven analistas como Roberto Zepeda, del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, es un aumento en precios para el consumidor, ya que las armadoras comenzarán a traer insumos de menor precio de otras naciones, como China. Sin embargo, el gobierno mexicano se sacó un as bajo la manga y logró pactar una carta paralela o side letter.
Se trata de una especie de seguro que protege la producción, exportación y empleos ante una eventual imposición de aranceles de 25%, bajo el amparo de la Ley 232, por parte de Donald Trump, presidente de EU.
Las otras industrias
En el capítulo de temporalidad agrícola, el gobierno mexicano logró echar para abajo la propuesta de Trump que, básicamente, establecía que cuando en EU estén cosechando algún producto, México tendría una cuota o un impuesto que pagar para exportar ese insumo a suelo estadounidense, o no podría hacerlo.
“Es un sector muy importante bilateralmente, que hoy ha quedado fortalecido porque se ha eliminado la sombra o la amenaza de un mecanismo de investigación antidumping o de subsidios, que se le llamó en inglés seasonality o estacionalidad, y queda en su totalidad descartado del acuerdo”, mencionó Guajardo.
Con ello, dijo Moisés Kalach, representante del gremio empresarial en las negociaciones del TLCAN, el sector agropecuario fue uno de los más beneficiados, porque se mantiene el acceso al mercado americano, sin límites, cuotas ni aranceles. En lo relativo a la cláusula sunset, esta quedó fuera del acuerdo de entendimiento entre México y EU.
A cambio, se introdujo un mecanismo de revisión que garantiza un periodo más largo de vida del acuerdo comercial. El gobierno federal aceptó que el acuerdo tenga una vigencia de 16 años, con revisiones cada seis en las que se podrán añadir prórrogas de otros 16 años, si las partes así lo consideran.
“HR Ratings considera exitosa la negociación del equipo mexicano en esta cláusula, ya que implicaba una gran incertidumbre para los inversionistas extranjeros y el fundamento de un acuerdo comercial es disminuir la incertidumbre en la inversión”, comentó la calificadora.
En lo referente al Capítulo 19 de resolución de controversias, que permitía que cualquiera de los tres países pudiera solicitar paneles binacionales independientes cuando alguno de los miembros se sintiese víctima de prácticas comerciales desleales (dumping) por parte de otro miembro, Canadá será el encargado de definir si este apartado del TLCAN sigue vigente.
Cabe destacar que México logró que los capítulos 11 y 20 siguieran adelante, con lo cual, según Guajardo, México queda protegido en una disputa comercial en el futuro.
Un pendiente
Uno de los temas que aún no se resuelve es qué pasará con los aranceles de 25 y 10% que EU impuso al acero y aluminio de México y Canadá. El secretario de Economía aseguró que el gobierno no firmará el acuerdo si esta parte no queda resuelta. “Vamos a tener un acuerdo antes de que llegue la firma, para quitar todas las agresiones arancelarias”, dice el funcionario.